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Presérvame, además, del orgullo, para que no me domine: entonces seré irreprochable y me veré libre de ese gran pecado. (Salmos 19, 14)
Además, el rey envió mensajeros a Jerusalén y a las ciudades de Judá, con la orden escrita de que adoptaran las costumbres extrañas al país: (I Macabeos 1, 44)
En estos términos escribió a todo su reino. Además nombró inspectores sobre todo el pueblo, y ordenó a las ciudades de Judá que ofrecieran sacrificios en cada una de ellas. (I Macabeos 1, 51)
Estos, al ver el ejército que se les venía encima, dijeron a Judas: "¿Cómo, siendo tan pocos, podremos combatir con una multitud tan poderosa? Además, estamos extenuados porque hoy no hemos comido nada en todo el día". (I Macabeos 3, 17)
Además, pusieron los panes sobre la mesa, colgaron las cortinas y concluyeron la obra que habían emprendido. (I Macabeos 4, 51)
Además, Judas puso en él una guarnición para que lo defendiera, y fortificó a Betsur, a fin de que el pueblo tuviera una fortaleza frente a Idumea. (I Macabeos 4, 61)
Además, tienen como auxiliares a mercenarios árabes. Ahora están acampados al otro lado del torrente, preparados para atacarte". Entonces Judas salió a su encuentro, (I Macabeos 5, 39)
Además, habían destruido la Abominación que él había erigido sobre el altar de Jerusalén y habían rodeado el Santuario de altas murallas como antes, haciendo lo mismo con Betsur, que era una de las ciudades del rey. (I Macabeos 6, 7)
Además, le llegaron tropas mercenarias de otros reinos y de las islas del mar. (I Macabeos 6, 29)
Los animales estaban repartidos entre los batallones. Al lado de cada elefante se alineaban mil hombres con cota de malla y cascos de bronce, además de quinientos jinetes escogidos. (I Macabeos 6, 35)
Cada elefante llevaba encima, sujeta con cinchas, una sólida torre de madera que servía de defensa, y en cada una de ellas iban tres guerreros que combatían desde allí, además del conductor. (I Macabeos 6, 37)
Pero, al fin, se agotaron los víveres almacenados, porque era el séptimo año y, además, porque los refugiados en Judea, provenientes de las naciones, habían consumido las últimas reservas. (I Macabeos 6, 53)
