Encontrados 11 resultados para: vigas

  • La galería inferior tenía dos metros y medio de ancho, la intermedia tenía tres, y la tercera tres metros y medio de ancho, porque fue rebajando alrededor del templo, por la parte exterior, para no empotrar las vigas en las paredes de la Casa. (1 Reyes 6, 6)

  • Cuando se terminó la construcción de la Casa, Salomón le puso un cielo raso de artesones sobre vigas de cedro. (1 Reyes 6, 9)

  • Cubrió las paredes de la Casa al interior con planchas de madera de cedro desde el suelo hasta las vigas, quedando así todo el interior de madera. El suelo lo cubrió con planchas de ciprés. (1 Reyes 6, 15)

  • Dispuso en el fondo de la casa un Lugar Santísimo, de diez metros de largo, forrado de cedro desde el piso hasta las vigas. (1 Reyes 6, 16)

  • Recubrió de oro la Casa, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas, y esculpió querubines sobre las paredes. (2 Crónicas 3, 7)

  • Lo dieron a los carpinteros y obreros de la construcción para comprar piedras de cantera y madera para las vigas y la armazón de los edificios destruidos por los reyes de Judá. (2 Crónicas 34, 11)

  • Las vigas de nuestra casa son de cedro, y su techo de ciprés. (Cantar 1, 17)

  • estos dioses son como las vigas de una casa que están roídas por dentro; la polilla se los come a ellos y sus vestiduras sin que ellos se den cuenta. (Baruc 6, 19)

  • son como las golondrinas que se quedan entre cielo y tierra. Porque si se incendia el templo de esos dioses de madera, de plata y de oro, seguramente que sus sacerdotes huirán y se pondrán a salvo; pero ellos se quemarán dentro, lo mismo que las vigas. (Baruc 6, 54)

  • Las piezas laterales estaban dispuestas en tres pisos, treinta por cada uno. Había salientes en la pared de la Casa por los lados, alrededor, a fin de que las sostuvieran, sin que sus vigas penetraran en la pared interior de la Casa. (Ezequiel 41, 6)

  • Contra ti gritan las piedras de tu muro y las vigas desde el techo le responden. (Habacuc 2, 11)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina