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  • arrojando todos ellos sus bastones, también se convirtieron en serpientes; pero el bastón de Aarón devoró a los de ellos. (Exodo 7, 12)

  • Los brujos de Egipto hicieron lo mismo, y también hicieron salir ranas por todo Egipto. (Exodo 8, 3)

  • Los brujos de Egipto intervinieron también esta vez, y trataron de echar fuera a los mosquitos por medio de sus fórmulas secretas, pero no lo pudieron, de manera que los mosquitos siguieron persiguiendo a hombres y animales. (Exodo 8, 14)

  • También haré distinción entre el ganado de los egipcios y el de mi pueblo, de manera que no se perderá nada de lo que pertenece a los hijos de Israel.» (Exodo 9, 4)

  • También nuestros animales estarán con nosotros, hasta la última uña, pues sacamos de entre ellos lo que sacrificamos a Yavé, nuestro Dios, (Exodo 10, 26)

  • Ustedes escogerán un corderito sin defecto, macho, nacido en el año. En lugar de un cordero podrán tomar también un cabrito. (Exodo 12, 5)

  • Ustedes observarán este rito, y también lo observarán sus hijos para siempre. (Exodo 12, 24)

  • También salió con ellos un montón de gente, con grandes rebaños de ovejas y vacas. (Exodo 12, 38)

  • Durante siete días comerás pan sin levadura, y el día séptimo será también una fiesta de Yavé. (Exodo 13, 6)

  • Moisés llevó consigo también los huesos de José, conforme éste había hecho prometer con juramento a los hijos de Israel; pues les dijo: «Con toda seguridad Dios los visitará; entonces se llevarán con ustedes mis huesos.» (Exodo 13, 19)

  • El Angel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de columna vino a colocarse detrás, (Exodo 14, 19)

  • Yavé respondió a Moisés: «Preséntate al pueblo, lleva contigo algunos jefes de Israel, lleva también en tu mano el bastón con que golpeaste el río Nilo. (Exodo 17, 5)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina