Encontrados 69 resultados para: serpiente ardiente

  • La tierra ardiente se convertirá en una laguna, y el suelo sediento se llenará de vertientes. Las cuevas donde dormían los lobos se taparán con cañas y juncos... (Isaías 35, 7)

  • Pues he aquí que Yavé se presenta en medio del fuego, montado en los carros de la tempestad. Da rienda suelta a su ardiente cólera, sus amenazas son carbones encendidos. (Isaías 66, 15)

  • Por eso, vístanse con sacos, lloren y aúllen, porque Yavé no aparta de nosotros su ardiente cólera. (Jeremías 4, 8)

  • Por eso decidí no recordar más a Yavé, ni hablar más en su nombre, pero sentía en mí algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y aunque yo trataba de apagarlo, no podía. (Jeremías 20, 9)

  • Escúchenla que silba como una serpiente que huye, pues avanzan en masa contra ella, se echan sobre ella con sus hachas, como hace el leñador, (Jeremías 46, 22)

  • Haré que los elamitas tiemblen al ver a sus enemigos, que quieren quitarles la vida. Sobre ellos arrojaré la desgracia, mi ardiente cólera. Enviaré la espada en su persecución, para que los mate a todos. (Jeremías 49, 37)

  • Todos ustedes que pasan por el camino, miren y observen si hay dolor semejante al que me atormenta, con el que Yavé me ha herido en el día de su ardiente cólera. (Lamentaciones 1, 12)

  • Yo miré: un viento huracanado venía del norte. Vi una gran nube: En medio de ella un fuego ardiente irradiaba luz, y el centro era como de metal incandescente. (Ezequiel 1, 4)

  • Los que no se postren y la adoren, serán echados inmediatamente a un horno de fuego ardiente. (Daniel 3, 6)

  • y que aquellos que no se postren para adorarla sean arrojados en el horno ardiente. (Daniel 3, 11)

  • ¿Están dispuestos ahora, cuando oigan el son de la trompeta y demás instrumentos musicales, a postrarse y adorar la estatua que he fabricado? Si no, serán inmediatamente arrojados al horno ardiente. Y entonces, ¿qué Dios los podrá librar de mis manos? (Daniel 3, 15)

  • Mandó hombres fuertes de su ejército a que los ataran y arrojaran al horno ardiente. (Daniel 3, 20)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina