Encontrados 32 resultados para: rocas

  • para las cabras son los altos montes, las rocas son escondrijo de los conejos. (Salmos 104, 18)

  • ¡Dichoso aquel que agarre a tus pequeños y los estrelle contra las rocas! (Salmos 137, 9)

  • Pues bien, tú no podrás resistir a tanta caballería ni a un ejército tan numeroso en una llanura donde no hay piedras ni rocas para refugiarse.» (1 Macabeos 10, 73)

  • las marmotas son indefensas, pero hallan su refugio en medio de las rocas; (Proverbios 30, 26)

  • Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en apartados riscos, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz, porque tu voz es dulce y amoroso tu semblante. Ella: (Cantar 2, 14)

  • Métete entre las rocas, escóndete en el polvo, para no ver la cara de Yavé, que da miedo o que brilla majestuosa, cuando él aparezca para hacer temblar la tierra. (Isaías 2, 10)

  • Irán a meterse entre las rocas, y en los huecos de la tierra, para no ver la cara de Yavé, que da miedo o que brilla majestuosa, cuando él aparezca para hacer temblar la tierra. (Isaías 2, 19)

  • y se esconderá en las rocas o detrás de las piedras, para no ver la cara de Yavé, que da miedo o que brilla majestuosa, cuando él aparezca para hacer temblar la tierra. (Isaías 2, 21)

  • Vendrán y se posarán en masa en las quebradas, en las hendiduras de las rocas, en todos los matorrales y en todas las praderas. (Isaías 7, 19)

  • Al ruido de la caballería y de los arqueros todo el mundo ha huido, escondiéndose en los bosques o trepando por las rocas. Los habitantes dejan sus ciudades, sin que nadie quede en ellas. (Jeremías 4, 29)

  • Apenas extienda mi mano contra ti te haré rodar de lo alto de las rocas y te convertiré en un cerro quemado. Jamás sacarán de ti una piedra de cimientos, (Jeremías 51, 25)

  • Porque en medio de ella hay sangre. Si hasta la derramó en las rocas y no lo hizo en el suelo ni la recubrió con tierra. (Ezequiel 24, 7)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina