Encontrados 39 resultados para: resurrección

  • Pablo sabía que una parte de ellos eran saduceos y la otra fariseos. Así que declaró en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo e hijo de fariseos. Y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza, a causa de la resurrección de los muertos.» (Hecho de los Apóstoles 23, 6)

  • Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritu, mientras que los fariseos admiten todo eso. (Hecho de los Apóstoles 23, 8)

  • y espero de Dios, como ellos mismos esperan, la resurrección de los muertos, tanto de los justos como de los pecadores. (Hecho de los Apóstoles 24, 15)

  • a no ser esto que dije en voz alta ante ellos: "Yo soy juzgado hoy por ustedes a causa de la resurrección de los muertos".» (Hecho de los Apóstoles 24, 21)

  • Una representación de su muerte nos injertó en él, pero compartiremos también su resurrección. (Carta a los Romanos 6, 5)

  • Ahora bien, si proclamamos un Mesías resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos ahí que no hay resurrección de los muertos? (1º Carta a los Corintios 15, 12)

  • Un hombre trajo la muerte, y un hombre también trae la resurrección de los muertos. (1º Carta a los Corintios 15, 21)

  • Lo mismo ocurre con la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo en descomposición, y resucita incorruptible. (1º Carta a los Corintios 15, 42)

  • Quiero conocerlo; quiero probar el poder de su resurrección y tener parte en sus sufrimientos; y siendo semejante a él en su muerte, (Carta a los Filipenses 3, 10)

  • alcanzaré, Dios lo quiera, la resurrección de los muertos. (Carta a los Filipenses 3, 11)

  • que se apartaron de la verdad afirmando que la resurrección ya tuvo lugar, con lo que desconciertan la fe de algunos. (2º Carta a Timoteo 2, 18)

  • Hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos; pero también hubo otros que, en vista de una resurrección mejor, se negaron a hacer el gesto que les habría salvado la vida: me refiero a los torturados. (Carta a los Hebreos 11, 35)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina