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Ustedes nacieron sólo para que los maldigan, y a su muerte no recibirán más que una maldición. (Sirácides (Eclesiástico) 41, 9)
los juntará a todos y los meterá en un calabozo, y serán encerrados en la cárcel, y después de años, recibirán su sentencia. (Isaías 24, 22)
Por haber sido tan grande su humillación y no haberles tocado más que insultos, su suerte se restablecerá. Recibirán en el país de ellos el doble de todo y nunca se terminará su felicidad. (Isaías 61, 7)
Los sacerdotes recibirán las primicias de todos los primores y todo lo que sea descontado de lo que ustedes hayan descontado; las primicias de sus harinas serán para el sacerdote y gracias a eso vendrá la bendición sobre la casa de Israel. (Ezequiel 44, 30)
Cada uno sacará por sorteo la propiedad que le corresponda y también la de los extranjeros que viven entre ustedes junto con sus hijos nacidos en el país. Los tratarán como a los israelitas del país, e igual que ustedes recibirán una propiedad en medio de las tribus de Israel. (Ezequiel 47, 22)
Habrá tres puertas al norte: la puerta de Rubén, la de Judá y la de Leví (pues las puertas de la ciudad recibirán los nombres de las tribus de Israel). (Ezequiel 48, 31)
Y luego los santos del Altísimo recibirán el reino para que lo posean eternamente, por los siglos de los siglos. (Daniel 7, 18)
Y cuando caigan, recibirán algún socorro; pero muchos se unirán a ellos traidoramente. (Daniel 11, 34)
Por esto, lo juro por mi vida, dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel, Moab quedará igual que Sodoma, y Amón, como Gomorra. La tierra será abandona a las ortigas, con canteras de sal, y será un desierto para siempre. Los que queden de mi pueblo se apoderarán de ellos; los sobrevivientes de mi nación los recibirán en herencia. (Sofonías 2, 9)
Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. (Evangelio según San Mateo 5, 4)
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. (Evangelio según San Mateo 5, 5)
Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes. (Evangelio según San Mateo 5, 12)