Encontrados 29 resultados para: quedaban

  • Pero si las ovejas eran débiles, no ponía las varas. Así las débiles quedaban para Labán, y las robustas eran para Jacob. (Génesis 30, 42)

  • José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Ellos quedaban tan aterrados de verlo que no podían responderle. (Génesis 45, 3)

  • Hemos venido a vivir en este país porque ya no quedaban pastos para nuestros rebaños, debido a la gran sequía que asola el país de Canaán. Por eso te rogamos que nos permitas vivir en la tierra de Gosén.» (Génesis 47, 4)

  • Moisés dijo a Aarón, y también a Eleazar e Itamar, los dos hijos que le quedaban: «Tomen lo que queda de la ofrenda del sacrificio de Yavé y cómanla sin levadura junto al altar por ser cosa muy santa. (Levítico 10, 12)

  • Los hijos de Israel partían a la orden de Yavé, y acampaban a la orden de Yavé; y quedaban acampados todo el tiempo que la nube se detenía sobre la Tienda. (Números 9, 18)

  • Si, en cambio, se detenía sobre la Tienda dos días, o un mes o un año, reposando sobre ella, los hijos de Israel se quedaban en el campamento y no partían; pero, en cuanto se elevaba la nube, ellos partían. (Números 9, 22)

  • Quedaban siete tribus que no habían recibido todavía su parte de la herencia. (Josué 18, 2)

  • El Mar se apoyaba sobre doce bueyes; tres mirando al norte, tres al sur, tres al este y tres al oeste. Las partes traseras de los bueyes quedaban hacia adentro. (1 Reyes 7, 25)

  • Sacó entonces Asá toda la plata y el oro que quedaban en los tesoros de la Casa de Yavé y en los tesoros de la casa del rey, se lo dio a uno de sus servidores y lo mandó a Ben-Hadad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Aram, que habitaba en Damasco, para que le dijera: (1 Reyes 15, 18)

  • El resto se refugió en la ciudad de Afec, pero la muralla se desplomó delante de los veintisiete mil hombres que quedaban. Ben-Hadad se refugió en el palacio, pasando de habitación en habitación. (1 Reyes 20, 30)

  • Jehú mató después a todos los que quedaban del partido de Ajab en Jezrael, a todos sus ayudantes, familiares, sacerdotes, sin dejar ni uno con vida. (2 Reyes 10, 11)

  • Tobit, contento y alabando a Dios, salió al encuentro de su nuera a la puerta de Nínive. Todos los que lo veían caminar sin ayuda de nadie quedaban maravillados. Tobit proclamaba delante de ellos que Dios había tenido piedad de él y lo había sanado. (Tobías 11, 16)


“Comunguemos com santo temor e com grande amor.” São Padre Pio de Pietrelcina