Encontrados 40 resultados para: perdona
y perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti. Perdona todas las rebeliones con que te ha traicionado, y concede que hallen compasión entre los que los deportaron y les tengan piedad; (1 Reyes 8, 50)
Sus servidores le dijeron: «Hemos oído decir que los reyes de Israel son generosos; deja que nos pongamos sacos en la espalda y sogas en el cuello y vayamos a hablar con el rey de Israel. A lo mejor te perdona la vida.» (1 Reyes 20, 31)
David, entonces, dijo a Yavé: «He cometido un gran pecado haciendo esto. Pero ahora perdona, te ruego, la falta de tu siervo, pues he sido muy estúpido.» (1 Crónicas 21, 8)
Oye, pues, las plegarias de tu siervo y las de Israel, tu pueblo, cuando recen en este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde los cielos; escucha y perdona. (2 Crónicas 6, 21)
escucha tú desde los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel, y vuélvelos a la tierra que les diste a ellos y a sus padres. (2 Crónicas 6, 25)
escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel (pues les enseñarás el camino bueno por el que deben andar) y manda lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo por herencia. (2 Crónicas 6, 27)
escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y perdona, dando a cada uno según sus caminos, pues tú conoces su corazón, y sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres, (2 Crónicas 6, 30)
escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, su oración y su plegaria; hazles justicia y perdona a tu pueblo los pecados que cometieron contra ti. (2 Crónicas 6, 39)
Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame. Perdona mis pecados, así como el mal que hice por ignorancia. Perdona los pecados de mis padres que pecaron ante ti, (Tobías 3, 3)
¡Rinde honor a tu nombre, Señor, y perdona mi deuda, que es muy grande! (Salmos 25, 11)
Ayúdanos, oh Dios, salvador nuestro, en atención a la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados en honor a tu nombre. (Salmos 79, 9)
El perdona todas tus ofensas y te cura de todas tus dolencias. (Salmos 103, 3)