Encontrados 24 resultados para: parecía
Pero el fuego parecía haber perdido sus propiedades cuando se trataba del alimento de los justos. (Sabiduría 16, 23)
Así como muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan desfigurado, que ya no parecía un ser humano (Isaías 52, 14)
Esas ruedas centelleaban como piedras preciosas, y las cuatro tenían la misma forma. Cada rueda era doble: parecía como dos ruedas entrecruzadas. (Ezequiel 1, 16)
El ruido de las alas de los querubines se oía hasta en el patio exterior, pues era tan fuerte que parecía la voz del Dios Todopoderoso cuando habla. (Ezequiel 10, 5)
Me llevó para allá y vi a la entrada a un hombre que parecía de bronce; en su mano tenía un cordel de lino y una vara para medir. (Ezequiel 40, 3)
También quise saber lo de los diez cuernos que tenía en la cabeza, y del otro cuerno que le había salido y de los tres primeros que se le cayeron; y de este cuerno con ojos y boca que hablaba con soberbia y que parecía mayor que los otros (Daniel 7, 20)
Vi que el carnero atacaba contra el poniente, el norte y el sur. Ningún animal podía resistirle, ni nada escapar a su poder. Hacía lo que le parecía y así se hizo grande. (Daniel 8, 4)
«Estaba yo haciendo oración en la ciudad de Jope cuando en un éxtasis tuve una visión. Algo bajaba del cielo, algo que se parecía a una gran tienda de campaña, y llegaba hasta mí, posándose en el suelo sobre sus cuatro puntas. (Hecho de los Apóstoles 11, 5)
El que estaba sentado parecía de jaspe y cornalina, y un arco iris de color esmeralda rodeaba al trono. (Apocalipsis 4, 3)
Tocó el tercer ángel su trompeta, y una estrella grande, que parecía un globo de fuego, cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y de los manantiales de agua. (Apocalipsis 8, 10)
La bestia que vi se parecía a un leopardo, aunque sus patas eran como las de un oso y su boca como de un león. El dragón le entregó su poder y su trono con un imperio inmenso. (Apocalipsis 13, 2)
Una de sus cabezas parecía herida de muerte, pero su llaga mortal se le curó. Entonces toda la tierra se maravilló, siguiendo a la bestia. (Apocalipsis 13, 3)