Encontrados 616 resultados para: palabras

  • Si alguno escucha mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo, porque yo no he venido para condenar al mundo, sino para salvarlo. (Evangelio según San Juan 12, 47)

  • Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él. (Evangelio según San Juan 14, 23)

  • El que no me ama no guarda mis palabras; pero el mensaje que escuchan no es mío, sino del Padre que me ha enviado. (Evangelio según San Juan 14, 24)

  • Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán. (Evangelio según San Juan 15, 7)

  • Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús al lugar llamado el Enlosado, en hebreo Gábbata, y lo hizo sentar en la sede del tribunal. (Evangelio según San Juan 19, 13)

  • Israelitas, escuchen mis palabras: Dios acreditó entre ustedes a Jesús de Nazaret. Hizo que realizara entre ustedes milagros, prodigios y señales que ya conocen. (Hecho de los Apóstoles 2, 22)

  • se refería a la resurrección del Mesías, viéndola de antemano, con estas palabras: no será abandonado en el lugar de los muertos, ni su cuerpo experimentará la corrupción . (Hecho de los Apóstoles 2, 31)

  • También es cierto que David no subió al cielo, pero estas palabras son suyas: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, (Hecho de los Apóstoles 2, 34)

  • y lo reconocieron: ¡Es el tullido que pedía limosna junto a la Puerta Hermosa! Y quedaron sin palabras, asombrados por lo que había sucedido. (Hecho de los Apóstoles 3, 10)

  • Tú, por el Espíritu Santo, pusiste en boca de tu siervo David estas palabras: ¿Por qué se agitan las naciones y los pueblos traman planes vanos? (Hecho de los Apóstoles 4, 25)

  • Al oír Ananías estas palabras, se desplomó y murió. Un gran temor se apoderó de cuantos lo oyeron. (Hecho de los Apóstoles 5, 5)

  • y llegó a ser poderoso en sus palabras y en sus obras. Tenía cuarenta años cumplidos cuando sintió deseos de visitar a sus hermanos, los israelitas. (Hecho de los Apóstoles 7, 23)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina