Encontrados 33 resultados para: oyeron

  • Además, Yavé, sin cesar,) les ha mandado a sus servidores los profetas, pero ustedes ni los oyeron ni les hicieron caso. (Jeremías 25, 4)

  • Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías pronunciar estas palabras en la Casa de Yavé. (Jeremías 26, 7)

  • Cuando oyeron todos estos discursos, se miraron uno al otro muy asustados y dijeron a Baruc: «Tenemos que dar a conocer al rey todo esto.» (Jeremías 36, 16)

  • El Señor ha rechazado su altar, ha despreciado su santuario; ha dejado a merced del enemigo los muros de sus palacios; en la Casa de Yavé se oyeron gritos como en día de fiesta. (Lamentaciones 2, 7)

  • Pero como las naciones oyeron hablar de él, fue capturado en una fosa y llevado encadenado a Egipto. (Ezequiel 19, 4)

  • En Ramá se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos: es Raquel que llora a sus hijos: éstos ya no están, y no quiere que la consuelen. (Evangelio según San Mateo 2, 18)

  • Lo oyeron los fariseos y respondieron: «¡Este expulsa los demonios por obra de Beelzebú, príncipe de los demonios!» (Evangelio según San Mateo 12, 24)

  • Yo se lo digo: muchos profetas y muchas personas santas ansiaron ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron; desearon oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron. (Evangelio según San Mateo 13, 17)

  • Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. (Evangelio según San Marcos 10, 41)

  • Entonces Jesús dijo a la higuera: «¡Que nadie coma fruto de ti nunca jamás!» Y sus discípulos lo oyeron. (Evangelio según San Marcos 11, 14)

  • Porque yo les digo, que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron.» (Evangelio según San Lucas 10, 24)

  • Los dos discípulos le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. (Evangelio según San Juan 1, 37)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina