Encontrados 13 resultados para: nota

  • El la examinará y, si observa un tumor blanco en la piel, si el pelo se ha vuelto blanco y se nota una úlcera en la hinchazón, (Levítico 13, 10)

  • Nota el mes de Abib para celebrar en él la Pascua en honor de Yavé, ya que en ese mes te sacó de Egipto, durante la noche. (Deuteronomio 16, 1)

  • Los exploradores estaban listos para salir cuando Josué les dijo: «Vayan y recorran la tierra y tomen nota de todo; luego vuelvan a mí a este lugar, y echaré suertes delante de Yavé en Silo.» (Josué 18, 8)

  • Si tu padre nota mi ausencia, le dirás: David me rogó que lo dejara ir a Belén, su pueblo natal, pues celebran allí el sacrificio anual para la familia. (1 Samuel 20, 6)

  • En respuesta, la reina envió esta nota a Mardoqueo: (Ester 4, 10)

  • El rey mandó que se tomara nota de este hecho para que no se olvidara. (Ester 12, 3)

  • Dichoso el hombre aquel a quien Dios no le nota culpa alguna y en cuyo espíritu no se halla engaño. (Salmos 32, 2)

  • Fue como si los diferentes elementos del mundo intercambiaran sus propiedades, igual como en la cítara la alternancia de los sonidos cambia el ritmo, conservando sin embargo cada nota su propia tonalidad. Y si se examinan los hechos, eso fue justamente lo que pasó. (Sabiduría 19, 18)

  • pues la mano de Yavé se nota en este cerro.» Moab, en cambio, será pisoteado como se pisotea la paja en un montón de guano, (Isaías 25, 10)

  • ¡Miren cómo viene de lejos el Nombre de Yavé! Su ira es una llama, su presencia es aplastante. En sus labios se nota su furor y su lengua es como un fuego que devora. (Isaías 30, 27)

  • El año noveno, el día décimo del décimo mes, se me dirigió esta palabra de Yavé. "Hijo de hombre, toma nota por escrito de esta fecha, porque hoy el rey de Babilonia ha puesto sitio a Jerusalén. (Ezequiel 24, 1)

  • Los extranjeros consumen sus energías sin que se dé cuenta. Su cabeza está sembrada de canas y él no lo nota. (Oseas 7, 9)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina