Encontrados 108 resultados para: ninguna
no había sobre la tierra arbusto alguno, ni había brotado aún ninguna planta silvestre, pues Yavé Dios no había hecho llover todavía sobre la tierra, y tampoco había hombre que cultivara el suelo (Génesis 2, 5)
Pero Dios le respondió: «De ninguna manera, pues va a ser Sara, tu esposa, la que te dará un hijo y le pondrás por nombre Isaac. Estableceré mi alianza con él. y con su descendencia después de él para siempre. (Génesis 17, 19)
Entonces Isaac llamó a su hijo Jacob, lo bendijo y le dio esta orden: «No te cases con ninguna mujer cananea. (Génesis 28, 1)
Esaú vio que su padre había bendecido a Jacob y lo enviaba a Padán-Aram para que allí se buscara una mujer. Escuchó también que, después de haberlo bendecido, le había ordenado: «No te cases con ninguna mujer cananea», (Génesis 28, 6)
De ninguna manera. Son los hombres los que irán para rendir culto a Yavé, si eso es lo que buscan.» En seguida fueron echados de la presencia de Faraón. (Exodo 10, 11)
y le dijo: «Si de veras escuchas a Yavé, tu Dios, y haces lo que es justo a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y practicando sus normas, no descargaré sobre ti ninguna plaga de las que he descargado sobre los egipcios; porque yo soy Yavé, que te doy la salud.» (Exodo 15, 26)
«Cuando hagas el censo de los hijos de Israel, cada uno hará una ofrenda a Yavé, para que ninguna plaga los alcance con motivo del empadronamiento; cada uno pagará a Yavé por sí mismo. (Exodo 30, 12)
En ninguna de sus casas encenderán fuego el día sábado.» (Exodo 35, 3)
No se presentará a Yavé ninguna ofrenda de masa fermentada. No habrá ni levadura ni miel en los sacrificios por el fuego que ofrezcan a Yavé. (Levítico 2, 11)
pero ella esperará treinta y tres días para ser purificada de su sangre. No tocará ninguna cosa santa, ni entrará en el santuario, hasta que se cumplan los días de su purificación. (Levítico 12, 4)
Ustedes guarden mis leyes y mis normas y no cometan ninguna de estas abominaciones ni tampoco los forasteros que vivan entre ustedes. (Levítico 18, 26)
Observen, pues, mis normas, y no practiquen ninguna de las costumbres horribles que se practicaron antes de ustedes; no se manchen con ellas, pues Yo soy Yavé, Dios de ustedes.» (Levítico 18, 30)