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Esto ocasionó bastante perturbación, así como discusiones muy violentas de Pablo y Bernabé con ellos. Al fin se decidió que Pablo y Bernabé junto con algunos de ellos subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los apóstoles y los presbíteros. (Hecho de los Apóstoles 15, 2)
los hermanos de Listra e Iconio hablaban muy bien de él. (Hecho de los Apóstoles 16, 2)
Fueron a la prisión acompañados por un grupo de amigos de Pablo y les pidieron que se marcharan, diciéndoles: «¡Cómo íbamos a pensar que ustedes fueran muy buena gente!» Y cuando Pablo y Silas estaban para irse, les rogaron: «Ahora que se van libres, por favor, no nos hagan problemas por haberles hablado duramente». (Hecho de los Apóstoles 16, 39)
Un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, había llegado a Efeso. Era un orador elocuente y muy entendido en las Escrituras. (Hecho de los Apóstoles 18, 24)
La noticia llegó a todos los habitantes de Efeso, tanto judíos como griegos. Todos quedaron muy atemorizados, y el Nombre del Señor Jesús fue tenido en gran consideración. (Hecho de los Apóstoles 19, 17)
Todos estaban muy afligidos porque les había dicho que no le volverían a ver. Después lo acompañaron hasta el barco. (Hecho de los Apóstoles 20, 38)
Pablo respondió: «Yo soy judío, ciudadano de Tarso, ciudad muy conocida de Cilicia. Permíteme, por favor, hablar al pueblo.» (Hecho de los Apóstoles 21, 39)
esto lo saben muy bien el sumo sacerdote y el Consejo de los Ancianos. Incluso me entregaron cartas para nuestros hermanos de Damasco, y salí para detener a los cristianos que allí había y traerlos encadenados a Jerusalén para que fueran castigados. (Hecho de los Apóstoles 22, 5)
Iba de camino, y ya estaba cerca de Damasco, cuando a eso del mediodía se produjo un relámpago y me envolvió de repente una luz muy brillante que venía del cielo. (Hecho de los Apóstoles 22, 6)
Allí vino a verme un tal Ananías, un hombre muy observante de la Ley y muy estimado por todos los judíos que vivían en Damasco. (Hecho de los Apóstoles 22, 12)
pero el comandante Lisias intervino en forma muy violenta y nos obligó a soltarlo. (Hecho de los Apóstoles 24, 7)
Entonces el gobernador dio la palabra a Pablo, que contestó: «Sé que has administrado esta nación durante muchos años, y esto me hace sentir muy confiado para exponer mi defensa. (Hecho de los Apóstoles 24, 10)