Encontrados 559 resultados para: muerte

  • porque toda la familia de mi padre merecía la muerte de parte del rey y, sin embargo, tú me has puesto entre los que comen a tu mesa. ¿Con qué derecho, pues, podré exigirte algo?» (2 Samuel 19, 29)

  • David entró en su casa, en Jerusalén; tomó a las diez concubinas que había dejado para cuidar la casa y las puso bajo vigilancia. Se preocupó de su mantenimiento, pero ya no se acercó a ellas y permanecieron encerradas como viudas hasta el día de su muerte. (2 Samuel 20, 3)

  • Pero Abisaí, hijo de Sarvia, vino en su ayuda e hirió de muerte al filisteo. Entonces, los hombres de David le pidieron con insistencia: «No salgas más con nosotros a la guerra para que no se apague la antorcha de Israel.» (2 Samuel 21, 17)

  • Me rodeaban las olas de la muerte, los torrentes de Belial me habían sorprendido. (2 Samuel 22, 5)

  • Los lazos del Lugar Oscuro me rodeaban, veía delante de mí trampas de muerte. (2 Samuel 22, 6)

  • Banaías era el hijo de Yoyada, un hombre valiente y de grandes hazañas. El dio muerte a los dos hijos de Ariel de Moab; él también bajó a un pozo un día de nevazón para matar ahí a un león. (2 Samuel 23, 20)

  • Pues, si no lo haces, después de tu muerte, mi hijo Salomón y yo sufriremos las consecuencias.» (1 Reyes 1, 21)

  • Dijo el rey al sacerdote Abiatar: «Vete a Anatot, a tus tierras, porque mereces la muerte, pero no quiero hacerte morir hoy, porque llevaste el Arca de Yavé delante de mi padre y lo acompañaste en todos los trabajos y aflicciones que pasó.» (1 Reyes 2, 26)

  • Y le dijo: «No has pedido para ti una larga vida, ni has pedido riquezas, ni la muerte para tus enemigos, sino que has pedido inteligencia para gobernar con rectitud. (1 Reyes 3, 11)

  • Salomón trató de dar muerte a Jeroboam, pero éste se escapó y se fue a refugiar a Egipto junto a Sesac, rey de Egipto, y allí estuvo hasta la muerte de Salomón. (1 Reyes 11, 40)

  • Pues el ejército estaba sitiando Guibetón de los filisteos y, cuando llegó al campamento la noticia de que Zimri había conspirado y dado muerte a Elá, proclamaron rey a Omrí ese mismo día. (1 Reyes 16, 16)

  • Ella le respondió: «Por Yavé, tu Dios, no tengo ni una torta; no me queda nada de pan, sólo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en un cántaro. Estaba recogiendo un par de palos para el fuego y ahora vuelvo a casa a preparar esto para mí y mi hijo. Cuando lo hayamos comido, no nos quedará más que esperar la muerte.» (1 Reyes 17, 12)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina