Encontrados 224 resultados para: monte Seir

  • En el momento en que comenzaron las aclamaciones y las alabanzas, Yavé preparó una trampa en que cayeron los hijos de Amón, los de Moab y los del monte Seír que habían venido para atacar a Judá. (2 Crónicas 20, 22)

  • Pues los amonitas y los moabitas se echaron sobre los habitantes de los cerros de Seír para destruirlos y acabar con ellos; y cuando acabaron con ellos, se mataron unos a otros. (2 Crónicas 20, 23)

  • Amasías cobró ánimo y, tomando el mando de su pueblo, marchó al Valle de la Sal, donde derrotó a diez mil hombres de los hijos de Seir. (2 Crónicas 25, 11)

  • Después de que regresó Amasías de su victoria sobre los edomitas, introdujo los dioses del pueblo de Seir, y los escogió para que fueran dioses suyos y postrándose ante ellos les quemó incienso. (2 Crónicas 25, 14)

  • Bajaste al monte Sinaí y con ellos hablaste desde el cielo; les diste leyes justas, normas que expresan la verdad, preceptos y mandamientos excelentes. (Nehemías 9, 13)

  • Durante la primera etapa de tres días llegaron desde Nínive a la llanura de Bektilez, cerca del monte que está al norte de Cilicia. (Judit 2, 21)

  • Cuando los hombres de la ciudad los divisaron, tomaron sus armas y salieron hacia la cumbre del monte, mientras que los honderos impedían su subida, disparándoles piedras. (Judit 6, 12)

  • Dame palabras seductoras para herir y matar a los que vienen como enemigos de tu alianza, de tu santa Casa, del monte Sión y la Casa que pertenece a tus hijos. (Judit 9, 13)

  • Pero no; cae el monte y la roca se cambia de lugar, (Job 14, 18)

  • Desde el monte en que las bestias se entretienen, todas le llevan su tributo. (Job 40, 20)

  • "Yo soy quien ha consagrado a mi rey en Sión, mi monte santo." (Salmos 2, 6)

  • Tan pronto como llamo al Señor, me responde desde su monte santo. (Salmos 3, 5)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina