Encontrados 143 resultados para: mismos

  • No quiero nada para mí, sino tan sólo lo que han comido mis hombres. En cuanto a mis aliados Aner, Escol y Mambré, que ellos mismos tomen su parte.» (Génesis 14, 24)

  • Isaac volvió a abrir los pozos que habían sido cavados en tiempos de su padre Abrahán, y que habían tapado los filisteos después de la muerte de Abrahán, y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre. (Génesis 26, 18)

  • «Ya no darán paja al pueblo para hacer ladrillos. como lo hacían antes. Que vayan ellos mismos a recoger la paja. (Exodo 5, 7)

  • Vayan ustedes mismos a buscarla donde la encuentren. Pero la producción tendrá que ser la misma de antes.» (Exodo 5, 11)

  • Ellos harán de jueces para tu pueblo a cualquier hora; te presentarán los asuntos más graves, pero decidirán ellos mismos en los asuntos de menos importancia. Así se aliviará tu carga pues ellos la llevarán contigo. (Exodo 18, 22)

  • Ofrecerás el otro cordero por la tarde con los mismos ritos de la mañana; será un sacrificio por el fuego de calmante olor. (Exodo 29, 41)

  • El cinturón con que se ciñe el Efod era de la misma hechura y de los mismos materiales y formaba con él una sola pieza, tal como Yavé se lo había mandado a Moisés. (Exodo 39, 5)

  • No cometan estos mismos pecados para que la tierra no los arroje fuera, (Levítico 18, 27)

  • Yo devastaré la tierra de tal modo que sus mismos enemigos quedarán admirados y asombrados cuando vengan a ocuparla. (Levítico 26, 32)

  • El montón de gente extraña que se encontraba en medio de los Israelitas sólo pensaba en comer, y hasta los mismos israelitas se pusieron a quejarse. Decían: "¿Quién nos dará carne para comer?" (Números 11, 4)

  • Pero sólo con tus padres estableció Yavé lazos de amor, y después de ellos eligió a su descendencia, a ustedes mismos, con preferencia a todos los pueblos, como hoy puedes ver. (Deuteronomio 10, 15)

  • aquellas grandes plagas que ustedes mismos presenciaron, aquellos prodigios y señales. (Deuteronomio 29, 2)


“Seja modesto no olhar.” São Padre Pio de Pietrelcina