Encontrados 1414 resultados para: milagros de Jesús

  • «Consulta, en nombre de nosotros, a Yavé, pues Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando; a lo mejor Yavé vuelve a hacer para nosotros algunos de sus milagros, y el enemigo se retira de nuestra presencia.» (Jeremías 21, 2)

  • Tú sacaste a tu pueblo Israel de Egipto, en medio de milagros y prodigios, actuando con mano firme y dando grandes golpes, provocando un gran terror. (Jeremías 32, 21)

  • Y ahora, Señor, Dios de Israel, tú que sacaste a tu pueblo de Egipto con firme mano, con señales y milagros, con gran poderío y brazo fuerte, haciendo así famoso tu Nombre hasta el día de hoy, (Baruc 2, 11)

  • Me ha parecido bien darles a conocer las señales y milagros que ha hecho en mí el Dios Altísimo. (Daniel 3, 99)

  • ¡Qué grandes son sus prodigios, qué poderosos sus milagros! Su reino es un reino eterno, su imperio abarca a todas las generaciones. (Daniel 3, 100)

  • El salva y libra, obra señales y milagros en los cielos y en la tierra; él ha salvado a Daniel de los leones. (Daniel 6, 28)

  • Jacob fue padre de José, esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. (Evangelio según San Mateo 1, 16)

  • tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». (Evangelio según San Mateo 1, 21)

  • Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús. (Evangelio según San Mateo 1, 25)

  • Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén (Evangelio según San Mateo 2, 1)

  • Por entonces vino Jesús de Galilea al Jordán, para encontrar a Juan y para que éste lo bautizara. (Evangelio según San Mateo 3, 13)

  • Jesús le respondió: «Deja que hagamos así por ahora. De este modo respetaremos el debido orden.» Entonces Juan aceptó. (Evangelio según San Mateo 3, 15)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina