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  • Entonces se desató una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, (Apocalipsis 12, 7)

  • Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y con su palabra y con su testimonio, pues hablaron sin tener miedo a la muerte. (Apocalipsis 12, 11)

  • Pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para que volara al desierto, a su lugar; allí será mantenida lejos del dragón por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo. (Apocalipsis 12, 14)

  • Entonces la serpiente vomitó de su boca como un río de agua detrás de la mujer para que la arrastrara, (Apocalipsis 12, 15)

  • pero la tierra vino en ayuda de la mujer. Abrió la tierra su boca, y se tragó el río que el dragón había vomitado. (Apocalipsis 12, 16)

  • Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús. (Apocalipsis 12, 17)

  • Se le concedió dar vida a la estatua de la bestia, hasta el punto de hacerla hablar y que fueran exterminados todos los que no la adorasen. (Apocalipsis 13, 15)

  • Tuve otra visión: el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión y lo rodeaban ciento cuarenta y cuatro mil personas, que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. (Apocalipsis 14, 1)

  • Cantan un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender aquel canto, a excepción de los ciento cuarenta y cuatro mil que han sido rescatados de la tierra. (Apocalipsis 14, 3)

  • Estos son los que no se mancharon con mujeres: son vírgenes. Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya; estos son como las primicias, pues han sido rescatados de entre los hombres para Dios y el Cordero. (Apocalipsis 14, 4)

  • Este es el tiempo de aguantar para los santos, para todos aquellos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apocalipsis 14, 12)

  • Entonces el ángel metió la hoz e hizo la vendimia, echando todos los racimos de uva en el gran lagar de la cólera de Dios. (Apocalipsis 14, 19)


“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina