Encontrados 24 resultados para: méritos

  • Nosotros no nos apoyamos en los méritos de nuestros padres y de nuestros reyes para depositar nuestra súplica en tu presencia, Señor Dios. (Baruc 2, 19)

  • Les dirás a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo salvará si después se pone a pecar, y la maldad del malo no lo hará caer después que se haya apartado de su maldad; por la misma razón que el justo, vivirá. 13. Aunque yo le haya dicho al justo: ¡Vivirás!, si se queda en sus méritos y se dedica a cometer injusticias, quedará en el olvido su justicia y morirá debido a la injusticia que haya cometido. (Ezequiel 33, 12)

  • Y ahora, ¿dónde están nuestros méritos? Fueron echados fuera. ¿Quién los echó? ¿La Ley que pedía obras? No, otra ley, que es la fe. Nosotros decimos esto: la persona es reformada y hecha justa por la fe, y no por el cumplimiento de la Ley. (Carta a los Romanos 3, 27)

  • Abrahán fue justo ante Dios, y si lo hubiera conseguido por sus obras, podría ostentar sus méritos, pero no los tiene ante Dios. (Carta a los Romanos 4, 2)

  • no de los méritos de alguno, sino de su propio llamado. Y fue entonces cuando se le dijo: El mayor servirá al más joven. (Carta a los Romanos 9, 12)

  • La Escritura dice: Repartió, dio a los que tenían hambre; sus méritos permanecen para siempre. (2º Carta a los Corintios 9, 9)

  • ¿Cómo me atrevería a igualarme o a compararme con esa gente que proclama sus propios méritos? ¡Tontos! No tienen otro modelo ni usan otro criterio que ellos mismos. (2º Carta a los Corintios 10, 12)

  • No hablaré el lenguaje del Señor, pues sería locura creer en mis propios méritos. (2º Carta a los Corintios 11, 17)

  • Por eso, si tanta gente hace valer sus méritos en forma tan humana, yo también lo haré. (2º Carta a los Corintios 11, 18)

  • Ustedes, que se ganan méritos con las observancias de la Ley, se han desligado de Cristo y se han apartado de la gracia. (Carta a los Gálatas 5, 4)

  • Porque, hablando de méritos humanos, yo también tendría con qué sentirme seguro. Si alguno cree que puede confiar en tales cosas, ¡cuánto más lo puedo yo! (Carta a los Filipenses 3, 4)

  • El nos ha salvado y nos ha llamado para una vocación santa, no como premio a nuestros méritos, sino gratuitamente y por iniciativa propia. Esta llamada, que nos concedió en Cristo Jesús desde la eternidad, (2º Carta a Timoteo 1, 9)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina