Encontrados 15 resultados para: llegaban

  • Habían salido de Refidim, y llegaban al desierto de Sinaí donde acamparon. Los israelitas establecieron su campamento frente al monte, (Exodo 19, 2)

  • El rey cananeo de Arad, que vivía en el Negueb, en el país de Canaán, se enteró de que llegaban los hijos de Israel.) (Números 33, 40)

  • Cuando llegaban a Lejí, los filisteos corrieron a su encuentro con gritos de triunfo, pero el espíritu de Yavé vino sobre él: las cuerdas que lo amarraban fueron como hilos de lino quemados al fuego y las ligaduras se deshicieron en sus brazos. (Jueces 15, 14)

  • Cuando llegaban cerca de Jebús, que es ahora Jerusalén, ya era muy tarde. Así que el muchacho dijo a su patrón: «No caminemos más y entremos en la ciudad de los jebuseos para pasar allí la noche.» (Jueces 19, 11)

  • Los que no murieron fueron atacados de tumores y los gritos de angustia de cada ciudad llegaban hasta el cielo. (1 Samuel 5, 12)

  • De esta manera actuaba Absalón con todos los israelitas que llegaban al tribunal del rey y así se iba ganando su cariño. (2 Samuel 15, 6)

  • Tomaron a sueldo treinta y dos mil carros de guerra y al rey de Maacá con su ejército, los cuales vinieron y acamparon frente a Medebá, mientras los hijos de Ammón se congregaban desde sus ciudades y llegaban para la batalla. (1 Crónicas 19, 7)

  • llegaban con mil doscientos carros y sesenta mil caballos; no se podía contar la gente que venía con él de Egipto: libios, sukitas y etíopes. (2 Crónicas 12, 3)

  • Extendía sus sarmientos hasta el mar y sus brotes llegaban hasta el río. (Salmos 80, 12)

  • Por el contrario, eran obligados a celebrar mensualmente el día del rey con un sacrificio. Así también, cuando llegaban las fiestas de Dionisio, eran obligados a seguir su desfile y a ponerse coronas de flores. (2 Macabeos 6, 7)

  • Hecho esto, tirados en el suelo, le pedían al Señor que no les mandara más tales desgracias y que, si llegaban de nuevo a pecar, los corrigiera con suavidad y no los entregara, otra vez, en manos de extranjeros blasfemos y feroces. (2 Macabeos 10, 4)

  • Cuando me llegaban tus palabras, yo las devoraba. Tus palabras eran para mí gozo y alegría, porque entonces hacías descansar tu Nombre sobre mí, ¡oh Yavé Sabaot! (Jeremías 15, 16)


“Quando fizer o bem, esqueça. Se fizer o mal, pense no que fez e se arrependa.” São Padre Pio de Pietrelcina