Encontrados 61 resultados para: la historia de la torre de babel

  • Esta es la historia de Noé. Noé fue en sus tiempo un hombre justo y que se portó bien en todo; Noé caminaba con Dios. (Génesis 6, 9)

  • Después dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. Así nos haremos famosos, y no nos dispersaremos por todo el mundo.» (Génesis 11, 4)

  • Yavé bajó para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantan- do, (Génesis 11, 5)

  • Por eso se la llamó Babel, porque allí Yavé confundió el lenguaje de todos los habitantes de la tierra, y desde allí los dispersó Yavé por toda la tierra. (Génesis 11, 9)

  • Esta es la historia de la familia de Jacob. A los diecisiete años, José se dedicaba a cuidar ovejas. Siendo todavía un adolescente, ayudaba a los hijos de Bilá y de Zelfa, mujeres de su padre y por lo tanto, informaba a su padre sobre la mala reputación que sus hermanos tenían. (Génesis 37, 2)

  • El respondió: «Cuando vuelva victorioso derribaré esta torre.» (Jueces 8, 9)

  • Derribó la torre de Penuel y mató a los habitantes de la ciudad. (Jueces 8, 17)

  • Al saberlo, los habitantes de la torre de Siquem se metieron en el subterráneo del templo de El-Berit. (Jueces 9, 46)

  • Se comunicó a Abimelec que todos los habitantes de la torre de Siquem estaban juntos; (Jueces 9, 47)

  • «Lo que han visto que yo he hecho, háganlo ustedes también.» Y todos sus hombres cortaron cada uno su rama; luego siguieron a Abimelec, pusieron las ramas sobre el subterráneo y lo quemaron encima de ellos. Así murieron todos los habitantes de la torre de Siquem, unos mil hombres y mujeres. (Jueces 9, 49)

  • Había en medio de la ciudad una torre fuerte, y en ella se refugiaron todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad. Cerraron por dentro y subieron a la terraza de la torre. (Jueces 9, 51)

  • Abimelec llegó hasta la torre para atacarlos y se acercó a la puerta de la torre con la intención de prenderle fuego. (Jueces 9, 52)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina