Encontrados 450 resultados para: jefes

  • Pero los jefes de Sucot respondieron: «¿Acaso has sujetado las manos de Zebaj y Salmuná? ¿Cómo, pues, daríamos pan a tu ejército?» (Jueces 8, 6)

  • Habiendo detenido a un joven de la gente de Sucot, lo interrogó. El le dio por escrito los nombres de los jefes y ancianos de Sucot: setenta y siete hombres. (Jueces 8, 14)

  • Tomó entonces a los jefes de la ciudad y con espinas y cardos del desierto castigó a esa gente de Sucot. (Jueces 8, 16)

  • Los jefes de los filisteos le dijeron a ésta:«Enamóralo y averigua de dónde saca tanta fuerza y cómo podríamos vencerlo y amarrarlo. Te daremos cada uno de nosotros mil cien monedas de plata.» (Jueces 16, 5)

  • Los jefes de los filisteos mandaron a Dalila las siete cuerdas nuevas y sin secar y con ellas Dalila ató a Sansón. (Jueces 16, 8)

  • Dalila comprendió que esta vez había dicho la verdad y llamó a los jefes de los filisteos diciendo: «Vengan, porque Sansón me ha descubierto su secreto.» Vinieron y le entregaron el dinero prometido. (Jueces 16, 18)

  • Los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a su dios Dagón y para hacer una gran fiesta, pues decían: «Nuestro dios ha puesto en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo.» Como todos se sentían alegres, dijeron: (Jueces 16, 23)

  • La casa estaba llena de hombres y de mujeres. También estaban allí todos los jefes de los filisteos y en la terraza unos tres mil hombres y mujeres contemplaban los juegos de Sansón. (Jueces 16, 27)

  • «Muera yo con los filisteos.» Apretó con todas sus fuerzas y la casa se derrumbó sobre los jefes y sobre la gente allí reunida. Los que arrastró en su propia muerte fueron más que los que había matado en su vida. (Jueces 16, 30)

  • Luego de un rudo combate, los israelitas fueron derrotados, dejando muertos en el campo de batalla alrededor de cuatro mil hombres. Volvió el ejército al campamento, y los jefes de Israel se preguntaban por qué Yavé había dejado que fueran derrotados por los filisteos. Y se dijeron: «Vamos a Silo a buscar el Arca de nuestro Dios. Así estará ella con nosotros y nos salvará de nuestros enemigos.» (1 Samuel 4, 3)

  • Entonces hicieron llamar a los jefes de las ciudades de los filisteos y les dijeron: «¿Qué haremos con el Arca del Dios de Israel?» Ellos decidieron que el Arca del Dios de Israel se trasladara a Gat, y la llevaron allí. (1 Samuel 5, 8)

  • Por esto, hicieron llamar a los jefes de las ciudades de los filisteos, a los cuales dijeron: «Devuelvan el Arca del Dios de Israel; que vuelva a su lugar y no nos haga morir a todos.» Porque se difundía por todas las ciudades el terror de la muerte, ya que la mano de Dios se había sentido duramente allí. (1 Samuel 5, 11)


“Apóie-se, como faz Nossa Senhora, à cruz de Jesus e nunca lhe faltará conforto”. São Padre Pio de Pietrelcina