Encontrados 11 resultados para: insultar

  • Ojalá que Yavé haya escuchado las palabras del general que mandó el rey asirio para insultar al Dios vivo. Ojalá Yavé, tu Dios, castigue lo que ha oído. (2 Reyes 19, 4)

  • Abre, Yavé, tus ojos y mira. Mira, Yavé, las palabras de Senaquerib con que manda a insultar al Dios vivo. (2 Reyes 19, 16)

  • Escribió además cartas para insultar a Yavé, Dios de Israel, hablando contra él de este modo: «Así como los dioses de las naciones de otros países no las han salvado de mi mano, así tampoco el Dios de Ezequías salvará a su pueblo de mi mano.» (2 Crónicas 32, 17)

  • Abandonar a su padre es como insultar al Señor; el Señor maldice al que ha sido la desgracia de su madre. (Sirácides (Eclesiástico) 3, 16)

  • El hombre que está acostumbrado a insultar no se corregirá en toda su vida. (Sirácides (Eclesiástico) 23, 15)

  • que estás sentado sobre los querubines, tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra. Atiéndeme, Yavé, y escucha. Abre, Yavé, tus ojos y mira. Mira las palabras de Senaquerib con que manda insultar al Dios viviente. (Isaías 37, 17)

  • Pues bien, escucha, tú que dices: ¡Basta de profecías contra Israel; deja de insultar a la raza de Isaac! (Amós 7, 16)

  • Los judíos respondieron: «No te apedreamos por algo hermoso que hayas hecho, sino por insultar a Dios; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.» (Evangelio según San Juan 10, 33)

  • En especial esto vale para esa gente que corre tras los peores deseos de su naturaleza y desprecia la majestad del Señor. Son orgullosos y atrevidos, y no tienen miedo de insultar a los espíritus caídos, (2º Carta de Pedro 2, 10)

  • Abrió, pues, su boca para insultar a Dios, insultar su Nombre y su santuario, es decir, a los que habitan en el cielo. (Apocalipsis 13, 6)

  • Los hombres fueron abrasados y empezaron a insultar a Dios, que tiene poder sobre tales plagas, en vez de reconocerle y darle gloria. (Apocalipsis 16, 9)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina