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Quiero que sepan cuán duro es el combate que debo soportar por ustedes, por los de Laodicea y por tantos otros que jamás me han visto. (Carta a los Colosenses 2, 1)
Han recibido a Cristo Jesús como el Señor; tomen, pues, su camino. (Carta a los Colosenses 2, 6)
Si ustedes han muerto con Cristo y así se han liberado de los reglamentos del mundo, ¿por qué se dejan adoctrinar ahora como si todavía fueran del mundo? (Carta a los Colosenses 2, 20)
Si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. (Carta a los Colosenses 3, 1)
Pues han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo en Dios. (Carta a los Colosenses 3, 3)
Los saluda también Jesús, apodado Justo. Son los únicos de raza judía que están trabajando conmigo por el Reino de Dios, y que han sido para mí un consuelo. (Carta a los Colosenses 4, 11)
El Evangelio que les llevamos no se quedó sólo en palabras, sino que hubo milagros y Espíritu Santo, dejándoles plena convicción. Y tampoco han olvidado cómo nos portamos entre ustedes y en atención a ustedes. (1º Carta a los Tesalonicenses 1, 5)
De hecho, hermanos, les tocó imitar a las Iglesias de Dios en Judea, Iglesias de Cristo Jesús, pues han sido perseguidos por sus compatriotas del mismo modo que ellos lo fueron por los judíos. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 14)
Por lo demás, hermanos, les pedimos y rogamos en nombre del Señor Jesús: Aprendieron de nosotros cómo han de portarse para agradar a Dios; ya viven así, pero procuren hacer nuevos progresos. (1º Carta a los Tesalonicenses 4, 1)
Les damos esto como palabra del Señor: nosotros, los que ahora vivimos, si todavía estamos con vida cuando venga el Señor, no tendremos ventaja sobre los que ya han muerto. (1º Carta a los Tesalonicenses 4, 15)
A los que les gusta la cama duermen en la noche, y a los que les gusta tomar se emborrachan en la noche. (1º Carta a los Tesalonicenses 5, 7)
Estas han de ser para ustedes una muestra del justo juicio de Dios, pues deben mostrarse dignos de ese Reino de Dios por el cual ahora padecen. (2º Carta a los Tesalonicenses 1, 5)