Encontrados 2302 resultados para: guerra en Israel

  • Entonces Moisés y Aarón dijeron a toda la gente de Israel: «Esta tarde ustedes reconocerán que Yavé es el que los ha sacado de Egipto, (Exodo 16, 6)

  • Moisés dijo a Aarón: «Di a todos los hijos de Israel: Vengan, preséntense a Yavé, porque ha oído las quejas de ustedes.» (Exodo 16, 9)

  • La gente de Israel llamó a este alimento: maná. Era como la semilla del cilantro, blanco, y su gusto se parecía al de una torta de miel. (Exodo 16, 31)

  • Los hijos de Israel comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a una tierra poblada; (Exodo 16, 35)

  • Al salir la comunidad de Israel del desierto de Sin, dispusieron sus etapas según Yavé les ordenaba. Acamparon en Refidim donde el pueblo, sediento, no encontró agua. (Exodo 17, 1)

  • Yavé respondió a Moisés: «Preséntate al pueblo, lleva contigo algunos jefes de Israel, lleva también en tu mano el bastón con que golpeaste el río Nilo. (Exodo 17, 5)

  • Yo estaré allá delante de ti, sobre la roca. Golpearás la roca y de ella saldrá agua, y el pueblo tendrá para beber.» Moisés lo hizo así, en presencia de los jefes de Israel. (Exodo 17, 6)

  • En Refidim los amalecitas vinieron a atacar a Israel. (Exodo 17, 8)

  • Y sucedió que mientras Moisés tenía las manos arriba, se imponía Israel, pero cuando las bajaba, se imponían los amalecitas. (Exodo 17, 11)

  • Luego Moisés edificó allí un altar a Yavé, al que puso por nombre: Yavé es mi triunfo. Y declaró: «La bandera de Yavé en la mano: Yavé está en guerra con Amalec de generación en generación.» (Exodo 17, 15)

  • Jetró, sacerdote de Madián y suegro de Moisés, se enteró de todo lo que Dios había hecho en favor de Moisés y de Israel, su pueblo, y cómo lo había sacado de Egipto. (Exodo 18, 1)

  • Moisés le contó a su suegro todo lo que Yavé había hecho a Faraón y a los egipcios para bien de Israel, todas las dificultades que encontraron en el camino y cómo Yavé los había librado. (Exodo 18, 8)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina