Encontrados 36 resultados para: guardar
Habiendo expulsado al hombre, puso querubines al oriente del jardín del Edén, y también un remolino que disparaba rayos, para guardar el camino hacia el Arbol de la Vida. (Génesis 3, 24)
Esta es mi alianza contigo y con tu raza después de ti, que ustedes deberán guardar: todo varón entre ustedes será circuncidado. (Génesis 17, 10)
Jacob les dijo: «Veo que el sol está todavía alto y que aún no es hora para guardar el ganado, ¿por qué no dan agua a sus ovejas y las llevan a pastar.» (Génesis 29, 7)
Si dos hombres se pelean y uno hiere al otro con una piedra o con el puño, pero no muere, sino que, después de guardar cama, (Exodo 21, 18)
Yavé dijo a Moisés: «Habla a los hijos de Israel y diles: No dejen de guardar mis sábados; (Exodo 31, 12)
pues no olvides que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, de la que Yavé, tu Dios, te sacó actuando con mano firme y dando grandes golpes; por eso Yavé, tu Dios, te manda guardar el día sábado. (Deuteronomio 5, 15)
Más bien hagan empeño en guardar los preceptos, los mandamientos y las normas que les he mandado. (Deuteronomio 6, 17)
El camino recto para nosotros consiste en guardar y practicar estos mandamientos como él lo ha ordenado . (Deuteronomio 6, 25)
Acuérdate del camino que Yavé, tu Dios, te hizo recorrer en el desierto por espacio de cuarenta años. Te hizo pasar necesidad para probarte y conocer lo que había en tu corazón, si ibas o no a guardar sus mandamientos. (Deuteronomio 8, 2)
la rebeldía es tan grave como el pecado de los adivinos; tener el corazón porfiado es como guardar ídolos. Puesto que tú has descartado la orden de Yavé, él te ha descartado como rey.» (1 Samuel 15, 23)
Ajitofel respondió: «Acuéstate con las concubinas que tu padre dejó para guardar el palacio, y todo Israel sabrá que rompiste totalmente con tu padre y tus partidarios cobrarán más ánimo.» (2 Samuel 16, 21)
Así los corazones de ustedes estarán enteramente con Yavé, nuestro Dios, para caminar según sus preceptos y para guardar sus mandamientos como hoy.» (1 Reyes 8, 61)