Encontrados 412 resultados para: fin del reinado de Saúl

  • Saúl respondió a sus criados: «Busquen, no más, un hombre que sepa tocar bien y tráiganmelo.» (1 Samuel 16, 17)

  • En vista de esto Saúl envió mensajeros a Jesé con esta orden: «Mándame a tu hijo David, el que está con el rebaño.» (1 Samuel 16, 19)

  • Jesé tomó cinco panes, una botella de vino y un cabrito y lo envió con su hijo a Saúl. (1 Samuel 16, 20)

  • Llegó David donde Saúl y se quedó a su servicio. (1 Samuel 16, 21)

  • Este le tomó mucho cariño y lo hizo su escudero. Con esto, Saúl mandó decir a Jesé: «Te ruego que tu hijo David se quede a mi servicio, porque me cae bien.» (1 Samuel 16, 22)

  • Cuando el espíritu de Dios atormentaba a Saúl, David tocaba la cítara y Saúl encontraba calma y bienestar, y el espíritu malo se apartaba de él. (1 Samuel 16, 23)

  • También se reunieron Saúl y los hombres de Israel y acamparon en el valle del Terebinto, ordenando allí sus batallones para pelear contra los filisteos. (1 Samuel 17, 2)

  • Se detuvo frente a las líneas israelitas y gritó: «¿Por qué han salido para ponerse en orden de batalla? Yo soy filisteo; ustedes, en cambio, son los servidores de Saúl. Escojan, pues, un hombre que pueda pelear conmigo. (1 Samuel 17, 8)

  • Al oír esto, Saúl y todo Israel quedaron asombrados y asustados. (1 Samuel 17, 11)

  • En tiempo de Saúl era anciano, pero había enviado hombres al ejército. Sus tres hijos mayores Eliab, el primogénito, Abinadab, el segundo, y Samá, el tercero, se fueron a la guerra con Saúl. (1 Samuel 17, 13)

  • David era el menor de todos; los tres mayores habían seguido a Saúl (1 Samuel 17, 14)

  • y David alternaba sus viajes al campamento de Saúl con el cuidado del rebaño de su padre en Belén. (1 Samuel 17, 15)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina