Encontrados 245 resultados para: filisteos derrotados

  • «Mañana, a esta misma hora, te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás como jefe de mi pueblo, Israel, y él lo librará de la mano de los filisteos, porque he visto la aflicción de mi pueblo y su clamor ha llegado a mí.» (1 Samuel 9, 16)

  • A la mañana siguiente Saúl dispuso a su gente en tres columnas, que penetraron en el campamento antes que amaneciera. Hubo lucha hasta el mediodía. Los amonitas fueron derrotados y los que pudieron escaparon cada uno por su cuenta. (1 Samuel 11, 11)

  • Pero ellos se olvidaron de Yavé, su Dios, por lo que les entregó en manos de Sísara, jefe del ejército de Jasor, y en manos de los filisteos y del rey de Moab, que les hicieron la guerra. (1 Samuel 12, 9)

  • Jonatán dio muerte al gobernador filisteo de Guibea, lo que llegó a oídos de los filisteos. (1 Samuel 13, 3)

  • Entonces Saúl mandó divulgar por todo el país a son de trompetas este bando: «¡Que lo sepan todos los hebreos!» Todo Israel supo esta noticia: «Saúl ha dado muerte al gobernador filisteo y, por esto, Israel está en guerra con los filisteos.» Y el pueblo se reunió junto a Saúl en Guilgal. (1 Samuel 13, 4)

  • Los filisteos se reunieron para atacar a Israel con tres mil carros, seis mil hombres de a caballo y un ejército tan numeroso como las arenas del mar. Subieron y acamparon en Micmas, al este de Bet-Avén. (1 Samuel 13, 5)

  • Pero Samuel le dijo: «¿Qué has hecho?» Y Saúl respondió: «Yo vi que el ejército se dispersaba y que los filisteos se concentraban en Micmas, y tú no llegabas. (1 Samuel 13, 11)

  • Entonces me dije: "Justamente me van a atacar los filisteos cuando todavía no he suplicado a Yavé." En vista de eso me vi obligado a ofrecer el sacrificio.» (1 Samuel 13, 12)

  • Saúl, su hijo Jonatán y su tropa habían establecido su campamento en Guibea de Benjamín, mientras que los filisteos acampaban en Micmas. Y salieron tres destacamentos de filisteos a devastar los campos; uno tomó el camino de Ofrá, en la comarca de Saúl; (1 Samuel 13, 17)

  • En toda la tierra de Israel no había herreros, ya que los filisteos habían tomado esta precaución, para que los hebreos no hicieran espadas ni lanzas. (1 Samuel 13, 19)

  • De tal modo que todos los israelitas tenían que acudir a los filisteos para afilar su arado, su hacha, su azuela o su azadón. (1 Samuel 13, 20)

  • Luego que los dos fueron vistos por la guardia de los filisteos, éstos dijeron: «Miren a los hebreos que van saliendo de las cavernas, donde se habían escondido.» (1 Samuel 14, 11)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina