Encontrados 43 resultados para: expulsión de demonios

  • (Esta clase de demonios sólo se puede expulsar con la oración y el ayuno).» (Evangelio según San Mateo 17, 21)

  • Jesús sanó a muchos enfermos con dolencias de toda clase y expulsó muchos demonios; pero no los dejaba hablar, pues sabían quién era. (Evangelio según San Marcos 1, 34)

  • Y Jesús empezó a visitar las Casas de oración de aquella gente, recorriendo toda Galilea. Predicaba y expulsaba a los demonios. (Evangelio según San Marcos 1, 39)

  • dándoles poder para echar demonios. (Evangelio según San Marcos 3, 15)

  • Mientras tanto, unos maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebú, jefe de los demonios, y con su ayuda expulsa a los demonios.» (Evangelio según San Marcos 3, 22)

  • Y él les respondió: «Esta clase de demonios no puede echarse sino mediante la oración.» (Evangelio según San Marcos 9, 29)

  • Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que hacía uso de tu nombre para expulsar demonios, y hemos tratado de impedírselo porque no anda con nosotros.» (Evangelio según San Marcos 9, 38)

  • Jesús, pues, resucitó en la madrugada del primer día de la semana. Se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. (Evangelio según San Marcos 16, 9)

  • Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; (Evangelio según San Marcos 16, 17)

  • La gente quedó aterrada y se decían unos a otros: «¿Qué significa esto? ¿Con qué autoridad y poder manda a los demonios? ¡Y miren cómo se van!» (Evangelio según San Lucas 4, 36)

  • También salieron demonios de varias personas; ellos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él los amenazaba y no les permitía decir que él era el Mesías, porque lo sabían. (Evangelio según San Lucas 4, 41)

  • y también algunas mujeres, a las que había curado de espíritus malos o de enfermedades: María, por sobrenombre Magdalena, de la que habían salido siete demonios; (Evangelio según San Lucas 8, 2)


“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina