Encontrados 840 resultados para: espada del Espíritu
Mientras huían, Yavé hizo caer piedras desde el cielo sobre ellos hasta Azecá, matándolos. Y fueron más los que perecieron por la granizada que los muertos por la espada de los israelitas. (Josué 10, 11)
Los dos reyes amorreos huyeron de sus tierras por el enjambre de avispas que lancé sobre ellos y no por la espada y arco de ustedes. (Josué 24, 12)
El espíritu de Yavé estuvo sobre él y se puso al frente de Israel. Hizo la guerra y Yavé puso en sus manos a Cusan Risataím, rey de Aram, al que venció. (Jueces 3, 10)
En ese momento el espíritu de Yavé revistió de su fuerza a Gedeón, el cual tocó el cuerno y se le unieron los hombres de Abiezer. (Jueces 6, 34)
Su vecino le respondió: «Esto no puede significar más que la espada de Gedeón, hijo de Joás, el israelita. Dios ha entregado en sus manos a Madián y a todo el campamento.» (Jueces 7, 14)
Dijo a Jeter, su hijo mayor: «¡Animo, mátalos!» Pero el muchacho no desenvainó la espada; no se atrevió porque era muy joven todavía; (Jueces 8, 20)
Pero Yavé envió un espíritu de discordia entre Abimelec y los señores de Siquem; y entonces los señores de Siquem traicionaron a Abimelec. (Jueces 9, 23)
El llamó en seguida al muchacho que llevaba sus armas y le dijo: «Desenvaina tu espada y mátame, para que no digan de mí: Lo ha matado una mujer.» Su escudero lo atravesó y murió. (Jueces 9, 54)
El espíritu de Yavé fue sobre Jefté. Recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mizpá de Galaad y luego entró al territorio de los amonitas. (Jueces 11, 29)
El niño creció y Yavé lo bendijo. Luego el espíritu de Yavé comenzó a excitarlo en Mahane Dan, entre Sorá y Estaol. (Jueces 13, 25)
El espíritu de Yavé tomó a Sansón y, sin tener nada en la mano, despedazó al león como lo hubiera hecho con un cabrito. Pero nada de esto le contó ni a su padre ni a su madre. (Jueces 14, 6)
Luego el espíritu de Yavé lo tomó: bajó a Ascalón y mató allí a treinta hombres. Tomó sus despojos y entregó las mudas a los que habían acertado la adivinanza; luego, muy enojado, subió a la casa de su padre. (Jueces 14, 19)