Encontrados 55 resultados para: espíritus
Cuando piensan en el futuro, lo que preocupa a sus espíritus, lo que temen, es el día de su muerte. (Sirácides (Eclesiástico) 40, 2)
El sondea tanto los abismos del mar como los espíritus de los hombres; él ve claro en sus proyectos. El Altísimo conoce todo lo que se puede saber: conoce los signos de los tiempos. (Sirácides (Eclesiástico) 42, 18)
Y si les dicen a ustedes: «Consulten a los espíritus y a los adivinos que cuchichean y murmuran», respondan: «¡Por supuesto, todo pueblo debe consultar a sus dioses! ¡A ver si los muertos podrán aconsejar a los que viven!» (Isaías 8, 19)
Y si te dicen ¿Por qué te lamentas tanto? les responderás: Es por una noticia que acaba de llegar, todos se van a desmoralizar, se les caerán las manos, sus espíritus se perturbarán y sus rodillas temblarán. He aquí que viene, ya está aquí, dice Yavé." (Ezequiel 21, 12)
Espíritus y almas de los justos aalábenlo y ensálcenlo eternamente (Daniel 3, 86)
En esos días, dice Yavé, arrancaré del país hasta el nombre de los ídolos para que nunca más se los mencione; echaré además a los profetas con sus espíritus impuros. (Zacarías 13, 2)
Al atardecer le llevaron muchos endemoniados. Él expulsó a los espíritus malos con una sola palabra, y sanó también a todos los enfermos. (Evangelio según San Mateo 8, 16)
Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder sobre los malos espíritus para expulsarlos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias. (Evangelio según San Mateo 10, 1)
Se va, entonces, y regresa con otros siete espíritus peores que él, entran y se quedan allí. La nueva condición de la persona es peor que la primera, y esto es lo que le va a pasar a esta generación perversa.» (Evangelio según San Mateo 12, 45)
El asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? Una doctrina nueva, y ¡con qué autoridad! Miren cómo da órdenes a los espíritus malos ¡y le obedecen!» (Evangelio según San Marcos 1, 27)
Antes del atardecer, cuando se ponía el sol, empezaron a traer a Jesús todos los enfermos y personas poseídas por espíritus malos. (Evangelio según San Marcos 1, 32)
Incluso los espíritus malos, apenas lo veían, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» (Evangelio según San Marcos 3, 11)
