Encontrados 380 resultados para: derrota de los enemigos

  • David le preguntó: «¿Cómo está el joven Absalón? El cusita contestó: «Que tengan la suerte de ese joven todos los enemigos de mi señor, el rey.» (2 Samuel 18, 32)

  • En todas las tribus de Israel se escuchaba la misma queja: «El rey nos libró de nuestros enemigos, nos salvó de los filisteos y ahora tuvo que huir lejos de Absalón. (2 Samuel 19, 10)

  • David dirigió a Yavé las palabras de este cántico cuando éste lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Dijo: (2 Samuel 22, 1)

  • Invoqué a Yavé, digno de alabanza, y me encuentro libre de mis enemigos. (2 Samuel 22, 4)

  • Lanza sus flechas y dispersa a los enemigos, sale un rayo y los derrota. (2 Samuel 22, 15)

  • Persigo a mis enemigos, acabo con ellos y no vuelvo hasta haberlos acabado. (2 Samuel 22, 38)

  • A mis enemigos los haces dar la espalda, y acabo con aquellos que me odian. (2 Samuel 22, 41)

  • Tú me salvas de mis enemigos. Tú me elevas por encima de mis agresores y me libras de los hombres violentos. (2 Samuel 22, 49)

  • ¿Quieres que el pueblo sufra hambre durante tres años?, ¿o bien prefieres tener que huir durante tres meses ante tus enemigos?, ¿o deseas que el país sea asolado por la peste durante tres días? Ahora piénsalo bien, pues debo llevar tu respuesta al que me envió.» (2 Samuel 24, 13)

  • Y le dijo: «No has pedido para ti una larga vida, ni has pedido riquezas, ni la muerte para tus enemigos, sino que has pedido inteligencia para gobernar con rectitud. (1 Reyes 3, 11)

  • «Sabes bien que mi padre, David, no pudo edificar una Casa para Yavé, su Dios, a causa de las guerras en que sus enemigos lo envolvieron hasta que Yavé los puso bajo la planta de sus pies. (1 Reyes 5, 3)

  • Si los israelitas son derrotados por sus enemigos por haber pecado contra ti, pero luego vuelven a ti y confiesan su pecado, rogando y suplicando en esta Casa, (1 Reyes 8, 33)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina