Encontrados 380 resultados para: derrota de los enemigos

  • Oigo ruidos como un griterío que viene de la ciudad, o como voces que salen del Templo: es la voz de Yavé que da su merecido a sus enemigos. (Isaías 66, 6)

  • Cuando ustedes vean todo esto, les saltará de gozo el corazón y su cuerpo rejuvenecerá como la hierba. La mano de Yavé se dará a conocer a sus servidores y hará que sus enemigos vean su enojo. (Isaías 66, 14)

  • «Que todos sepan, en Judá y en Jerusalén, que los enemigos ya están aquí.» Vienen de un lejano país y gritan contra las ciudades de Judá, (Jeremías 4, 16)

  • Abandoné mi casa, dejé mi propiedad, he entregado lo que más quería en manos de mis enemigos. (Jeremías 12, 7)

  • La madre que tuvo siete hijos está avergonzada y desalentada y se le acaba el resuello porque se puso el sol de su vida aun en pleno día. Y a los que queden todavía los haré morir a espada, en presencia de sus enemigos, dice Yavé. (Jeremías 15, 9)

  • Te haré esclavo de tus enemigos en un país que no conoces, porque mi cólera ha pasado a ser un fuego que los va a quemar. (Jeremías 15, 14)

  • Di, Yavé, si no te he servido bien: ¿no intercedí ante ti, por mis enemigos, en el tiempo de la desgracia y de la angustia? Tú lo sabes. (Jeremías 15, 11)

  • Tendrás que desprenderte de la propiedad que te había regalado, y te haré esclavo de tus enemigos en una tierra desconocida, porque has encendido el fuego de mi ira, que quemará eternamente. (Jeremías 17, 4)

  • Reduciré a nada las esperanzas de Judá y Jerusalén en este lugar; los haré caer bajo la espada de sus enemigos, a manos de los que buscan su muerte; daré sus cadáveres por comida a las aves de rapiña y a las fieras salvajes. (Jeremías 19, 7)

  • Les haré comer la carne de sus hijos e hijas, y se devorarán entre ellos, en medio del angustioso asedio y de la miseria a que los reducirán sus enemigos, que quieren quitarles la vida. (Jeremías 19, 9)

  • Porque así dice Yavé: «Yo te entregaré al terror, junto con tus amigos, los cuales serán muertos por sus enemigos ante tus propios ojos. (Jeremías 20, 4)

  • Entregaré a toda la gente de Judá en manos del rey de Babilonia para que sean llevados a esa ciudad o muertos a espada. Entregaré a los enemigos las riquezas de Jerusalén, tanto sus reservas como sus cosas preciosas, y los tesoros de los reyes de Judá. Los enemigos saquearán y tomarán todo, llevándoselo a Babilonia. (Jeremías 20, 5)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina