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«Dentro de los Levitas, haz el censo de los hijos de Quehat, por clanes y familias, (Números 4, 2)
Te asediarán en todas tus ciudades, hasta que caigan en todo tu país las murallas más altas y fortificadas en las que tú ponías tu confianza. Quedarás sitiado dentro de tus ciudades en todo el país que te da Yavé, tu Dios. (Deuteronomio 28, 52)
Por fuera la espada hará estragos y dentro reinará el espanto. Caerán sobre el joven y la doncella, el niño de pecho y el viejo encanecido. (Deuteronomio 32, 25)
«Recorran el campamento impartiendo esta orden: Junten bastante alimento, porque dentro de tres días pasarán el Jordán y entrarán en posesión de la tierra que les dará Yavé, nuestro Dios.» (Josué 1, 11)
Los hijos de Efraím tuvieron también ciudades reservadas dentro de la posesión de los hijos de Manasés, cada ciudad con sus aldeas dependientes. (Josué 16, 9)
Los hijos de Simeón recibieron su herencia dentro de la de los hijos de Judá debido a que el territorio ocupado por éstos era demasiado extenso. (Josué 19, 9)
Gedeón dividió a sus trescientos hombres en tres bandos. A todos les pasó luego las trompetas y los jarrones vacíos, dentro de los cuales había antorchas encendidas. (Jueces 7, 16)
Había en medio de la ciudad una torre fuerte, y en ella se refugiaron todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad. Cerraron por dentro y subieron a la terraza de la torre. (Jueces 9, 51)
Los hombres de Efraím se juntaron, pasaron el Jordán en dirección al norte y dijeron a Jefté: «¿Por qué has ido a atacar a los amonitas y no nos has invitado a marchar contigo? Vamos a quemarte dentro de tu casa.» (Jueces 12, 1)
Sansón les dijo: «Les voy a proponer una adivinanza. Si me dan la solución dentro de los siete días de la fiesta y aciertan, yo daré treinta túnicas y treinta mudas. (Jueces 14, 12)
Dentro del Lugar Santísimo, puso dos querubines hechos de madera de olivo silvestre, de cinco metros de alto. (1 Reyes 6, 23)
Colocó los querubines dentro de la Casa, con las alas desplegadas, de manera que, por el lado exterior un ala tocaba la pared y, en el medio de la Casa, las alas de ambos se tocaban. (1 Reyes 6, 27)
