Encontrados 843 resultados para: culto en espíritu y en verdad

  • Les escribo, no porque no conozcan la verdad, sino porque la conocen y porque la mentira no puede salir de la verdad. (1º Carta de Juan 2, 21)

  • pues en ustedes permanece la unción que recibieron de Jesucristo, y no necesitan que nadie venga a enseñarles. El les ha dado la unción, y ella les enseña todo; ella es verdad y no mentira. Así, pues, quédense con lo que les ha enseñado. (1º Carta de Juan 2, 27)

  • Hijitos, no amemos con puras palabras y de labios para afuera, sino de verdad y con hechos. (1º Carta de Juan 3, 18)

  • En esto conoceremos que somos de la verdad y se tranquilizará nuestra conciencia ante El. (1º Carta de Juan 3, 19)

  • El que guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. Pues Dios permanece en nosotros, y lo sabemos por el Espíritu que nos ha dado. (1º Carta de Juan 3, 24)

  • ¿Quieren reconocer al espíritu de Dios? Todo espíritu que reconoce a Jesús como el Mesías que ha venido en la carne, habla de parte de Dios. (1º Carta de Juan 4, 2)

  • En cambio, si un inspirado no reconoce a Jesús, ese espíritu no es de Dios; es el mismo espíritu del Anticristo. Han oído que vendría un anticristo: pues bien, ya está en el mundo. (1º Carta de Juan 4, 3)

  • Nosotros, en cambio, somos de Dios; el que conoce a Dios nos escucha, pero el que no conoce a Dios no nos hace caso. Así es como reconocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. (1º Carta de Juan 4, 6)

  • Y ¿cómo sabemos que permanecemos en Dios y él en nosotros? Porque nos ha comunicado su Espíritu. (1º Carta de Juan 4, 13)

  • El es el que viene por el agua y la sangre: Jesucristo; y no sólo por el agua, sino por el agua y la sangre; y el espíritu también da su testimonio, el Espíritu que es la verdad. (1º Carta de Juan 5, 6)

  • el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres coinciden en lo mismo. (1º Carta de Juan 5, 8)

  • El Anciano, a la Dama Elegida y a sus hijos. Los amo de verdad; y no sólo yo, sino también cuantos han conocido la verdad, (2º Carta de Juan 1, 1)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina