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  • «Hablen a los hijos de Israel y díganles: Cualquier persona que padezca un derrame es impura por este derrame. (Levítico 15, 2)

  • Toda cama en que se acueste mientras dure su derrame será impura, como la cama en la que estuvo en tiempo de sus reglas, y cualquier mueble sobre el que se siente quedará impuro igual. (Levítico 15, 26)

  • Le dijo: «Di a tu hermano Aarón que no entre en cualquier tiempo en el Santuario que está detrás del velo, ni se presente ante el lugar del Perdón que está encima del Arca, no sea que muera, pues es allí donde yo me manifiesto en medio de la nube, encima del Lugar del Perdón. (Levítico 16, 2)

  • Cualquier hombre del pueblo de Israel que sacrifique un ternero, una oveja o una cabra dentro del campamento o fuera del mismo, (Levítico 17, 3)

  • Si un hombre de Israel o de los forasteros que viven en medio de ustedes come cualquier clase de sangre, aborreceré esta persona que come sangre y lo exterminaré. (Levítico 17, 10)

  • Distingan bien, pues, entre el animal puro y el impuro y entre ave pura e impura, y no se contaminen comiendo algún animal, o ave, o cualquier ser que se mueva en la tierra, que yo haya separado como impuro. (Levítico 20, 25)

  • Diles: Cualquier descendiente de ustedes en las generaciones venideras que, estando impuro, se acerque a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran a Yavé, ése será exterminado de mi presencia: ¡yo soy Yavé! (Levítico 22, 3)

  • Cualquier persona que no ayune este día será exterminada de en medio de los suyos. (Levítico 23, 29)

  • Entonces dirás a los hijos de Israel: Cualquier persona que maldiga a su Dios cargará con su pecado; (Levítico 24, 15)

  • El que hiera de muerte a cualquier persona morirá. (Levítico 24, 17)

  • En cambio, lo que uno consagre a Yavé por anatema, cualquier cosa que le pertenece, hombre, animal o campo de su herencia, no podrá venderse o rescatarse. Todo anatema es cosa muy sagrada para Yavé. (Levítico 27, 28)

  • Cuando la Morada haya de trasladarse, los levitas la desarmarán;cuando tenga que pararse, ellos la montarán. Cualquier extraño que se acerque, será castigado de muerte. (Números 1, 51)


“A oração é a efusão de nosso coração no de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina