Encontrados 1702 resultados para: casa de Saúl

  • Es necesario, pues, que el obispo sea irreprochable, casado una sola vez, casto, dueño de sí, de buenos modales, que acoja fácilmente en su casa y con capacidad para enseñar. (1º Carta a Timoteo 3, 2)

  • Que sepa gobernar su propia casa y mantener a sus hijos obedientes y bien criados. (1º Carta a Timoteo 3, 4)

  • Pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá guiar a la asamblea de Dios? (1º Carta a Timoteo 3, 5)

  • Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. (1º Carta a Timoteo 3, 12)

  • Pero si me demoro, para que sepas cómo debes portarte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo, pilar y base de la verdad. (1º Carta a Timoteo 3, 15)

  • Quien no se preocupa de los suyos, especialmente de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que el que no cree. (1º Carta a Timoteo 5, 8)

  • Aprenden además a no hacer nada y se acostumbran a andar de casa en casa. Como no tienen nada que hacer, hablan de más, se meten en lo que no les toca y dicen lo que no deben. (1º Carta a Timoteo 5, 13)

  • Quiero, pues, que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, que tengan hijos y sean amas de casa, antes que dar a nuestros adversarios algún pretexto para criticar. (1º Carta a Timoteo 5, 14)

  • En una casa rica no hay sólo vajillas de oro y plata, sino también de madera y de barro. Unas son tratadas con mucho cuidado, y las otras no. (2º Carta a Timoteo 2, 20)

  • Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, y también los libros, sobre todo los pergaminos. (2º Carta a Timoteo 4, 13)

  • Pues el supervisor (u obispo), siendo el encargado de la Casa de Dios, debe ser irreprensible: no debe ser autoritario ni de mal genio, ni bebedor, ni peleador o que busque dinero. (Carta a Tito 1, 7)

  • Al contrario, que reciba con facilidad en su casa, que sea amigo del bien, hombre de buen juicio, justo, piadoso, dueño de sí mismo. (Carta a Tito 1, 8)


O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina