Encontrados 196 resultados para: buenos frutos

  • El día de las primicias, cuando ofrezcan a Yavé los frutos nuevos, en la fiesta de las Semanas, tendrán reunión sagrada, y no harán ningún trabajo de trabajador. (Números 28, 26)

  • Cerraría los cielos y no habría más lluvia; la tierra no daría sus frutos y pronto desaparecerías en esta espléndida tierra que Yavé te da. (Deuteronomio 11, 17)

  • Benditos tu canasta de frutos y tu reserva de pan. (Deuteronomio 28, 5)

  • Maldita será tu canasta de frutos y tu reserva de pan. (Deuteronomio 28, 17)

  • Todos los árboles y frutos de tu tierra serán atacados por los insectos. (Deuteronomio 28, 42)

  • Devorará las crías de tus ganados y los frutos de tus cosechas, para que así perezcas, pues no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas y de tus ovejas, hasta acabar contigo. (Deuteronomio 28, 51)

  • Lo estableció en las tierras altas, lo alimentó de los frutos del campo, le dio a gustar la miel de una peña que sale como aceite del hueco de la roca, (Deuteronomio 32, 13)

  • ¡Miren que saltó fuego de mi cólera y la llama consume hastaele mundo de abajo, devora la tierra y sus frutos, abrasa los cimientos de los cerros! (Deuteronomio 32, 22)

  • los frutos que madura el sol y lo que hace germinar la luna, (Deuteronomio 33, 14)

  • Y agregó: «Esos hombres fueron muy buenos con nosotros: nunca nos molestaron ni nada nos faltó de nuestros rebaños mientras estuvimos con ellos en el campo. (1 Samuel 25, 15)

  • Yavé hace recaer su sangre en su cabeza, ya que él asesinó a dos hombres buenos y mejores que él, sin que mi padre David lo supiera: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Jeter, jefe del ejército de Judá. (1 Reyes 2, 32)

  • Yavé dice: «La señal será ésta: Coman este año lo que hallen y el año siguiente lo que crece por sí mismo. Al año tercero, podrán sembrar y cosechar, plantar viñas y comer sus frutos. (2 Reyes 19, 29)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina