Encontrados 281 resultados para: batalla de Jonatán

  • Más aún, dio órdenes para que Jonatán se pusiera ropas de rojo púrpura, como se hizo. El rey lo hizo sentar junto a él (1 Macabeos 10, 62)

  • y dijo a sus capitanes: «Vayan con él al centro de la ciudad y hagan proclamar que nadie, bajo ningún pretexto, acuse a Jonatán, y que nadie, por ninguna causa, lo moleste.» (1 Macabeos 10, 63)

  • Así que Jonatán regresó a Jerusalén salvo y alegre. (1 Macabeos 10, 66)

  • Demetrio tomó como generalísimo a Apolonio, gobernador de Celesiria, el cual, juntando un numeroso ejército, acampó en Jamnia y envió a decir a Jonatán, sumo sacerdote: (1 Macabeos 10, 69)

  • Cuando Jonatán tuvo conocimiento del mensaje de Apolonio, se impresionó mucho. Salió de Jerusalén con diez mil hombres escogidos, y su hermano Simón vino a ayudarlo. (1 Macabeos 10, 74)

  • Acamparon junto a Jafa, pero los habitantes de la ciudad le cerraron las puertas porque había allí una guarnición de Apolonio. Entonces Jonatán ordenó atacar. (1 Macabeos 10, 75)

  • La gente de la ciudad se atemorizó y le abrió las puertas, y Jonatán ocupó Jafa. (1 Macabeos 10, 76)

  • Luego se dirigió a Azoto, simulando atravesar el país, pero, en realidad, sus tropas se extendían por toda la anchura de la llanura, porque tenía mucha caballería en la que confiaba. Jonatán lo persiguió en dirección de Azoto y entablaron combate. (1 Macabeos 10, 78)

  • Apolonio había dejado mil jinetes escondidos detrás de Jonatán, (1 Macabeos 10, 79)

  • pero Jonatán fue informado de la emboscada. Los jinetes rodearon a sus hombres y dispararon flechas desde la mañana hasta la tarde. (1 Macabeos 10, 80)

  • Pero los israelitas les hicieron frente, como había ordenado Jonatán, hasta que los caballos se cansaron. (1 Macabeos 10, 81)

  • Pero Jonatán incendió Azoto y los pueblos cercanos apoderándose de sus despojos. Quemó también el templo de Dagón con todos los que se habían refugiado en él. (1 Macabeos 10, 84)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina