Encontrados 193 resultados para: aquéllos

  • Cuando el sol ya se había puesto y estaba todo oscuro, algo como un calentador humeante y una antorcha encendida pasaron pr medio de aquellos animales partidos. (Génesis 15, 17)

  • Le preguntó Esaú: «¿Qué significan todos aquellos grupos con los que me he encontrado?» Respondió Jacob: «Esos eran para ganarme tu favor.» (Génesis 33, 8)

  • Aquellos servidores de Faraón que creyeron en la palabra de Yavé pusieron bajo techo a su gente y su ganado, (Exodo 9, 20)

  • pero aquellos que no hicieron caso a la palabra de Yavé los dejaron en el campo. (Exodo 9, 21)

  • No te arrodillarás ante otro dios, pues Yavé lleva por nombre Celoso: él es un Dios celoso. No sea que te comprometerás con la gente de aquellos países, que se prostituyen tras sus dioses y les ofrecen sacrificios. (Exodo 34, 14)

  • todos aquellos a quienes su corazón movía, hombres de corazón generoso, vinieron a dejar su ofrenda para Yavé, para la construcción de la Tienda de las Citas, para todo su servicio y para las vestiduras sagradas. (Exodo 35, 21)

  • Pero, tratándose de los insectos alados que andan sobre cuatro patas, podrán comer aquellos que, además de sus cuatro patas, tienen piernas para saltar sobre el suelo. (Levítico 11, 21)

  • No comerán aquellos que caminan sobre su vientre o que se arrastran por el suelo sobre cuatro patas o sobre muchas patas; ustedes los tendrán por inmundos. (Levítico 11, 42)

  • Moisés dijo a los jefes de Israel: "Que cada uno mate a aquellos de sus hombres que se prostituyeron con el Baal de Fogor". (Números 25, 5)

  • Entonces los amorreos, habitantes de aquellos cerros, les salieron al encuentro, los persiguieron como hacen las abejas y los acuchillaron desde Seir hasta Jorma. (Deuteronomio 1, 44)

  • Muertos, finalmente, todos aquellos guerreros, (Deuteronomio 2, 16)

  • Déjame, por favor, pasar y ver esta espléndida tierra del otro lado del Jordán, aquellos espléndidos cerros y también el Líbano . (Deuteronomio 3, 25)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina