Encontrados 816 resultados para: adorar en espíritu y en verdad
Les diste tu Espíritu bueno para instruirlos; les diste maná para que tuvieran de comer, y agua para calmar su sed. (Nehemías 9, 20)
Durante muchos años tuviste paciencia con ellos, les advertiste por tu Espíritu, por boca de los profetas, pero ellos no escucharon. (Nehemías 9, 30)
Yo, Tobit, he andado siempre por los caminos de la verdad y la justicia todos los días de mi vida y he dado limosna a mis hermanos y compatriotas que conmigo fueron desterrados a Nínive, en Asiria. (Tobías 1, 3)
«Tú eres justo, Señor, y justas son tus obras. Tus caminos son misericordia y verdad, y siempre tu juicio será verdadero y justo. (Tobías 3, 2)
Tobit exclamó: «Que te conserves sano y salvo, hermano. No te enojes porque he querido conocer la verdad acerca de tu familia. Eres de nuestra parentela, de clase buena y honrada. Conozco a Ananías y a Natán, hijos de Semeías, el grande. Ibamos a Jerusalén y rezábamos juntos allí; ellos nunca cayeron en el error cuando se desviaron sus hermanos; tus hermanos son buenos, tu raza es noble. ¡Bien venido seas!» (Tobías 5, 14)
Le respondió: «Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o mujer atormentados por un espíritu malo, el mal desaparece para siempre. (Tobías 6, 8)
Ragüel, que oyó esto, dijo al joven: «Come y bebe tranquilo, porque eres el único que tiene derecho a casarse con mi hija; no puedo darla a otro sino a ti, ya que eres mi pariente más cercano. Ahora debo decirte la verdad: (Tobías 7, 10)
Les voy a decir toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les manifesté que es bueno mantener oculto el secreto del rey y que también es bueno publicar las obras gloriosas de Dios. Sepan entonces que, (Tobías 12, 11)
Ajior, general de todos los amonitas, le respondió: «Escucha, señor, que te diré la verdad sobre ese pueblo que habita esta montaña junto a la que te encuentras. (Judit 5, 5)
Es verdad que no se encontraría en nuestros días tribu, familia, pueblo o ciudad de las nuestras que se postre ante dioses hechos por mano del hombre, como sucedió en otros tiempos, (Judit 8, 18)
Judit respondió: «Escucha mis palabras para que pueda hablar con libertad ante tu presencia. Esta noche diré sólo la verdad a mi señor. (Judit 11, 5)
Nosotros hemos oído hablar de tu sabiduría y de la prudencia de tu espíritu y toda la tierra sabe que tú eres el más hábil de todo el reino, de profundos conocimientos y muy entendido para la guerra. (Judit 11, 8)