Encontrados 54 resultados para: Yugo

  • De tu espada vivirás y a tu hermano servirás; pero cuando así lo quieras, quitarás su yugo de tu cuello.» (Génesis 27, 40)

  • A ustedes los tomaré para pueblo mío, y seré Dios para ustedes. Y, en adelante, conocerán que yo soy Yavé, Dios de ustedes, que quité de sus espaldas el yugo de Egipto. (Exodo 6, 7)

  • Entonces los jefes del pueblo más cercano traerán una ternera que no haya trabajado ni llevado yugo, (Deuteronomio 21, 3)

  • servirás con hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miseria a los enemigos que Yavé enviará contra ti. Ellos pondrán sobre tu cuello un yugo de hierro hasta que te destruyan del todo. (Deuteronomio 28, 48)

  • Ahora, pues, manos a la obra y construyan una carreta nueva y enyuguen a ella dos vacas que estén criando y que no hayan llevado yugo, y encierren en el establo sus terneritos. (1 Samuel 6, 7)

  • «Tu padre nos ha impuesto un yugo pesado; alivia tú los duros trabajos que nos exigió, y el yugo pesado que nos impuso, y te serviremos.» (1 Reyes 12, 4)

  • «Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo; ahora tú aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros y te serviremos.» (2 Crónicas 10, 4)

  • Les dijo: «¿Qué me aconsejan que responda a este pueblo que me ha dicho: Aligera el yugo que tu padre puso sobre nosotros?» (2 Crónicas 10, 9)

  • Los jóvenes que se habían criado con él le respondieron: «Esto debes responder al pueblo que te ha dicho: Tu padre hizo pesado nuestro yugo, ahora tú aligera nuestro yugo; diles: Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre. (2 Crónicas 10, 10)

  • Un yugo pesado les cargó mi padre, pero yo les haré más pesado el yugo: mi padre los ha azotado con azotes, pero yo los azotaré con escorpiones.» (2 Crónicas 10, 11)

  • Les dijo: «Mi padre hizo pesado el yugo de ustedes, yo lo haré más pesado todavía; mi padre los azotó con azotes, pero yo los azotaré con escorpiones.» (2 Crónicas 10, 14)

  • Por aquellos días se rebeló Edom, sacudiendo el yugo de Judá, y se proclamó un rey propio. (2 Crónicas 21, 8)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina