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Pues Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de la familia de mi padre y del país donde nací, me prometió con juramento que entregaría este país a mis descendientes. Y enviará a su Angel delante de ti, para que traigas de allá una mujer para mi hijo. (Génesis 24, 7)
y a una de ellas le voy a decir: "Por favor, inclina tu cántaro para que yo pueda tomar agua". Si ella me responde: "Toma y daré también de beber a tus camellos", haz que sea ella la que tú has destinado para tu servidor Isaac. Esta será para mí la señal de que has escuchado a mi patrón. » (Génesis 24, 14)
diciendo: «Bendito sea Yavé, Dios de mi señor Abrahán, pues ha mostrado una vez más su bondad y fidelidad para con mi patrón, y me ha conducido a la casa del hermano de mi amo.» (Génesis 24, 27)
sino que irás a la tierra de mi padre y buscarás en mi familia una esposa para mi hijo.» (Génesis 24, 38)
El me contestó: «Yavé, al que he servido siempre, mandará a su Angel para que te acompañe, y resulte tu viaje. Tomarás una mujer para mi hijo de entre mi parentela y de la casa de mi padre. (Génesis 24, 40)
Me voy a quedar parado al lado de la fuente, y cuando llegue alguna joven a sacar agua, le diré: ´Dame un poco de agua de tu cántaro´. (Génesis 24, 43)
Ahora, si ustedes tienen una respuesta buena y sincera para mi patrón, háganmelo saber; y si no, díganmelo también para que pueda tomar una decisión.» (Génesis 24, 49)
Abrahán murió luego de una feliz ancianidad, cargado de años, y fue a reunirse con sus antepasados. (Génesis 25, 8)
Hubo hambre en el país, -ésta no se debe confundir con la primera hambruna que hubo en tiempos de Abrahán- y fue Isaac a Guerar, hacia Abimelec, rey de los filisteos. (Génesis 26, 1)
Llevaba ya bastante tiempo allí, cuando Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, sorprendió a Isaac acariciando a Rebeca. (Génesis 26, 8)
Después los hombres de Isaac hicieron excavaciones en el valle y dieron con una capa de agua. (Génesis 26, 19)
Así, pues, toma tus armas, tu arco y la caja de las flechas, sal al campo y caza alguna pieza para mí. (Génesis 27, 3)