Encontrados 21 resultados para: Reconocieron
Como estaban cerca de la casa reconocieron la voz del joven levita y se fueron allá. Le dijeron: «¿Quién te ha traído por acá? ¿Qué haces en este lugar? ¿Por qué te quedas aquí?» (Jueces 18, 3)
Todo el pueblo fue a Guilgal y allí reconocieron por rey a Saúl en presencia de Yavé. Ofrecieron sacrificios de comunión y Saúl, junto con todos los israelitas, celebró este acontecimiento con una gran fiesta. (1 Samuel 11, 15)
Pero después clamaron a Yavé y reconocieron: Hemos pecado, porque te abandonamos a ti, Señor, y servimos a los baales y a las astartés. Pero ahora, líbranos de las manos de nuestros enemigos y te serviremos. (1 Samuel 12, 10)
Solamente los israelitas del sur, los del país de Judá, reconocieron a Roboam por su rey. (1 Reyes 12, 17)
Lo miraron de lejos y no lo reconocieron. Entonces se pusieron a llorar a gritos; rasgaron sus vestidos y se echaron polvo sobre la cabeza. (Job 2, 12)
Así fue sacado, incapaz de poderse valer por sí mismo, aquel que poco antes había entrado orgulloso con gran séquito y escolta en el tesoro. Todos reconocieron claramente el poder de Dios (2 Macabeos 3, 28)
Cuando supieron que el agua, instrumento de su castigo, se había vuelto favorable para Israel, reconocieron entonces la mano del Señor. (Sabiduría 11, 13)
En medio de sus sufrimientos, se indignaron con esos animales a los que habían tomado por dioses y que ahora se transformaban en los instrumentos de su castigo. Entonces descubrieron y reconocieron como Dios al que antes se negaban a ver: ese fue el motivo del castigo supremo que recayó sobre ellos. (Sabiduría 12, 27)
La incapacidad natural del hombre se revela en su ignorancia de Dios. Todo lo que admiran por su valor no los llevó a conocer al Que es. ¡Se quedaron con las obras y no reconocieron al Artesano! (Sabiduría 13, 1)
En un primer momento se habían negado a creer, engañados por sus magos, pero después de la muerte de sus primogénitos reconocieron que este pueblo era hijo de Dios. (Sabiduría 18, 13)
Reconocieron que era profeta y que no se equivocaba; cuando se cumplieron sus palabras, reconocieron que sus visiones eran verdaderas. (Sirácides (Eclesiástico) 46, 15)
Pero mis palabras y mis órdenes que yo había dado a mis servidores, los profetas, se cumplieron en sus padres de tal manera que volvieron a mí y reconocieron: Yavé de los Ejércitos nos ha tratado como lo había resuelto, conforme a nuestra conducta y manera de proceder.» (Zacarías 1, 6)