Encontrados 12 resultados para: Preocupación

  • ¿serían ustedes capaces de esperar a que se hicieran mayores? ¿Dejarían por eso de casarse? No, hijitas, bastante me ha castigado ya Dios como para añadir esta preocupación por ustedes.» (Rut 1, 13)

  • Ellos posponían su preocupación por sus esposas, hijos y familiares. Antes que nada temían por el Templo consagrado a Dios. (2 Macabeos 15, 18)

  • Una preocupación mayor ha sido impuesta a los seres humanos, una pesada carga agobia a los hijos de Adán desde el día en que salen del seno de su madre hasta aquel en que vuelven a la madre universal. (Sirácides (Eclesiástico) 40, 1)

  • Salomón reinó en un período de paz y Dios le ahorró cualquier preocupación en sus fronteras, porque tenía que levantar un Templo en honor de su Nombre y prepararle un Santuario por los siglos. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 13)

  • Mira desde los cielos, y ve desde tu santo y lujoso aposento: ¿Dónde están tu preocupación y tu poder? ¿Por qué ya no se conmueven tus entrañas? Ah, no sigas sin sentir pena por nosotros, (Isaías 63, 15)

  • para que no se dividiera el cuerpo; todas sus partes han de tener la misma preocupación unas por otras. (1º Carta a los Corintios 12, 25)

  • Aquella tristeza era según Dios, y miren lo que ha producido en ustedes: ¡qué preocupación tan grande por mí y cuántas disculpas!, ¡qué indignación, temor, exigencias, y qué deseo de desagraviarme y hacerme justicia! En todo han demostrado que eran inocentes en este asunto. (2º Carta a los Corintios 7, 11)

  • Yo mismo, al escribirles, no pensaba en el ofensor ni tampoco en el ofendido; más bien quería que ustedes tomaran conciencia ante Dios de la preocupación que tienen por mí. (2º Carta a los Corintios 7, 12)

  • Además de estas y otras cosas, pesa sobre mí la preocupación por todas las Iglesias. (2º Carta a los Corintios 11, 28)

  • Sentí mucho gozo en el Señor al ver florecer en ustedes esa preocupación por mí. En realidad pensaban en mí, sólo que les faltaba una ocasión. (Carta a los Filipenses 4, 10)

  • Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros. (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 8)

  • Cuando ustedes celebran sus comidas fraternales, ellos lo echan todo a perder. Comen como sinvergüenzas sin otra preocupación que la de su propio estómago. Son como nubes llevadas por el viento y que nunca traen la lluvia, como árboles de fines de otoño en los que no se encuentran frutos, dos veces muertos. (Carta de Judas 1, 12)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina