Encontrados 50 resultados para: Pequeño

  • Echaron a suertes el turno del servicio de todos, tanto del pequeño como del grande, del maestro como del discípulo. (1 Crónicas 25, 8)

  • Edificaron y prosperaron. Asá tenía un ejército de trescientos mil hombres de Judá, que llevaban escudos grandes y lanzas, y doscientos ochenta mil de Benjamín, que llevaban el escudo pequeño y eran arqueros, todos ellos esforzados guerreros. (2 Crónicas 14, 7)

  • e incluso dijeron que todo aquel que no buscara a Yavé, el Dios de Israel, sería muerto, fuera pequeño o grande, hombre o mujer. (2 Crónicas 15, 13)

  • Todos se habían ido de la carpa de Holofernes, y nadie, grande o pequeño, se había quedado en el dormitorio. Judit, de pie al lado de la cama, dijo interiormente: «Señor, Dios de toda fortaleza, favorece en esta hora lo que voy a hacer para gloria de Jerusalén. (Judit 13, 4)

  • Del más pequeño hasta el más grande, todos acudieron, porque ya no esperaban su regreso. Abrieron las puertas, acogieron a las dos mujeres, encendieron luces para verlas y las rodearon. (Judit 13, 13)

  • ni el pequeño manantial que se convirtió en un río desbordante, ni la luz que brillaba, ni el sol. El río es Ester, (Ester 10, 6)

  • De ese clamor nacía, como de un pequeño manantial, un río inmenso que desbordaba los campos. (Ester 11, 9)

  • Allí no se distingue el pequeño del grande, y el esclavo se ve libre de su amo. (Job 3, 19)

  • Todo mi ser exclamará: " Señor, ¿quién hay como tú, que libras al débil de la mano del fuerte, y al pobre y al pequeño del que los despoja?" (Salmos 35, 10)

  • Cállate ante el Señor y espéralo; no te indignes por el aprovechador, [14c] por el que atropella al pobre y al pequeño. (Salmos 37, 7)

  • Pues librará al mendigo que le clama, al pequeño, que de nadie tiene apoyo; (Salmos 72, 12)

  • Que el oprimido no vuelva avergonzado, que el pobre y el pequeño puedan alabar tu nombre. (Salmos 74, 21)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina