Encontrados 28 resultados para: Peligro

  • Al tercer día, cuando estaban más doloridos, dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, agarraron sus espadas, entraron en la ciudad sin peligro y mataron a todos los varones. (Génesis 34, 25)

  • Cuando los israelitas se vieron en peligro, la gente empezó a huir: unos se escondían en las cavernas, en los subterráneos o entre las rocas; otros se metían en las criptas o en los pozos. (1 Samuel 13, 6)

  • Después dijo Samuel: «Tráiganme a Agag, rey de los amalecitas.» Y vino Agag hacia él muy tranquilo, pues pensaba: «Ha pasado el peligro.» (1 Samuel 15, 32)

  • Este contestó: «No pienses tal cosa. No estás en peligro. Mi padre no hace nada sin comunicármelo. ¿Por qué, pues, no me habría dicho esto?» (1 Samuel 20, 2)

  • Si tu padre está conforme, esto quiere decir que no hay peligro para mí. Pero, si se enoja, será porque quiere mi muerte. (1 Samuel 20, 7)

  • Pero sus hombres le dijeron: «¡Mira!, aquí en Judá estamos amenazados y en peligro. ¿Qué será si además tenemos líos con los filisteos?» (1 Samuel 23, 3)

  • David respondió a Recab y a su hermano Baamá, hijos de Rimón de Beerot: «Vive Yavé, que ha salvado mi vida de todo peligro. (2 Samuel 4, 9)

  • La pena, la angustia, el peligro, el miedo se cernía sobre la tierra. Temblando de pavor ante la desgracia que los amenazaba, los justos, resignados a morir, invocaban a Dios. (Ester 11, 8)

  • La reina Ester también fue a pedirle auxilio al Señor ante el peligro que amenazaba su vida. (Ester 14, 1)

  • «¡Oh Señor, nuestro rey, tú eres el Unico! Ven, pues, en mi socorro, que estoy sola y no tengo otra ayuda sino a ti, ahora que mi vida está en peligro. (Ester 14, 4)

  • habitaba ciudades destruidas, en cuyas casas ya nadie vive simpre en peligro de derrumbarse. (Job 15, 28)

  • Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura. (Salmos 91, 7)


“Que Nossa Mãe do Céu tenha piedade de nós e com um olhar maternal levante-nos, purifique-nos e eleve-nos a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina