Encontrados 134 resultados para: Jeremías

  • Entonces Jeremías preguntó: «¿Qué mal he cometido contra ti o tus servidores o contra este pueblo, para que me hayas encarcelado? (Jeremías 37, 18)

  • Entonces Sedecías ordenó que trasladaran a Jeremías al patio de la guardia y cada día se le daba un pan de los que hacían en la calle de los panaderos, hasta que hubo pan en la ciudad. Así quedó Jeremías en el patio de la guardia. (Jeremías 37, 21)

  • Sefatías, Guedalías, Jucal y Pasjur habían oído a Jeremías decir en público lo siguiente: (Jeremías 38, 1)

  • Entonces se apoderaron de Jeremías y lo echaron al pozo de Melquías, hijo del rey, situado en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En el pozo no había agua, sino puro fango, y Jeremías se hundió en el fango. (Jeremías 38, 6)

  • Pero un oficial del palacio, el etíope Abdemalec, oyó decir que habían echado a Jeremías en el pozo. (Jeremías 38, 7)

  • «¡Oh, mi señor!, esos hombres han procedido muy mal con el profeta Jeremías. Lo han echado en el pozo, donde va a morir.» (Jeremías 38, 9)

  • Entonces el rey ordenó al etíope: «Toma tres hombres y saca a Jeremías del pozo antes de que muera.» (Jeremías 38, 10)

  • Abdemalec consiguió los hombres, volviendo con ellos al palacio del rey. Ahí, del ropero de la sala del tesoro, tomó trapos y ropas gastadas, y por medio de sogas los pasó a Jeremías, diciéndole: (Jeremías 38, 11)

  • «Ponte estos trapos en los sobacos y pasa las cuerdas por debajo.» Jeremías lo hizo, (Jeremías 38, 12)

  • Entonces, Sedecías mandó a buscar a Jeremías y lo hizo venir donde él estaba, a la tercera entrada de la Casa de Yavé. Y le dijo: «No me ocultes nada de lo que te voy a preguntar.» (Jeremías 38, 14)

  • Respondió Jeremías: «Si soy sincero, me matarás; y si te doy un consejo, no me escucharás.» (Jeremías 38, 15)

  • Entonces el rey juró en secreto a Jeremías: «Por Yavé y por la vida que nos ha dado, que no te mataré, ni te entregaré a los jefes que buscan tu muerte.» (Jeremías 38, 16)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina